lunes, 2 de julio de 2018

EL RUINOSO ESTADO DEL SANATORIO ANTITUBERCULOSO DE AGRAMONTE, EN LA PROVINCIA DE ZARAGOZA.








El Sanatorio Antituberculoso de Agramonte, en Tarazona, fue un antiguo preventorio situado en las faldas del monte Moncayo, en la provincia de Zaragoza.

Allá en el año 1920 se pretendió proyectar un impulso en la zona del Moncayo, intentando en varias ocasiones impulsar un proyecto, hasta que en 1927, un Real Decreto lo declaró como Sitio Natural de Interés Nacional de la Dehesa del Moncayo.

El 1934, durante la Segunda República, a través de una orden ministerial se cedieron, al Ayuntamiento de Tarazona, unas cuarenta mil hectáreas de terreno para la construcción de la Ciudad Montaña de Agramonte,  para la ubicación de un sanatorio, un hotel y colonias escolares. Con la Guerra Civil española, en 1936, el proyecto quedó paralizado, retomándose una vez finalizada después de varios intentos.

El primer edificio que se levantó fue el hotel. En aquella época el hotel - refugio disponía de instalaciones de agua corriente, baños, calefacción y luz eléctrica en sus dos plantas. En la noble había el comedor y el salón, y en la segunda, once habitaciones.

Al  estallar la Guerra Civil española, el edificio quedó abandonado, y en mayo de 1938 se inauguró el sanatorio antituberculoso con asistencia del Ministro de Orden Público, general Martínez Anido. Unos meses después, en agosto, llegaban las Hermanas de la Caridad de Santa Ana para la formación del Sanatorio de Agramonte, con la colaboración de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y La Rioja, que contrataban a las  enfermeras.

Este sanatorio prestaba servicios a las personas que no podían costearse el tratamiento, atendido que en aquella época todavía no lo cubría la Seguridad Social. Inicialmente se atendían a mujeres y niños, y más tarde se empezaron a tratar también a las personas del género masculino, lo cual conllevó que fuera ampliado con dos nuevos pabellones, si bien la contrucción era ya más humilde, con suelo hidráulico, no tan lujosa como la entrada principal del establecimiento, donde en principio estaba previsto el hotel, que disponía de suelo de mármol.

El 30 de septiembre de 1978 el Sanatorio cerró sus puertas, atendido que la tuberculosis estaba cubierta por la Seguridad Social. El establecimiento quedó abandonado, siendo objeto de actos vandálicos hasta convertirlo en un lamentable estado ruinoso, como puede apreciarse en las imágenes que ilustran  estas líneas.

El lugar es frecuentado por amantes de la parapsicología y por  quienes están interesados en la obtención de fenómenos paranormales.

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