martes, 28 de abril de 2020

" SANT BOI DE LLOBREGAT. LA FORJA D'UNA CIUTAT", INTERESANTE LIBRO DOCUMENTAL DE ROGER MIRABENT ZENÓN ( Coleccion. Catalunya Desapareguda).

 Portada del libro.

Roger Mirabent Zenón, Historiador y Archivero.


Me acaba de llegar el libro   "SANT BOI DE LLOBREGAT. LA FORJA D'UNA CIUTAT", de la colección "Catalunya Desapareguda", publicado coincidiendo con la pasada festividad de Sant Jordi por Roger Mirabent Zenón, (1), que nos ofrece un interesante recorrido por  la segunda mitad del siglo XX en el ámbito territorial de Sant Boi de Llobregat, ilustrado   con 168 imágenes seleccionadas e impresas con la nitidez y belleza que le confiere el papel couché que las recoge cuidadosamente   adornadas con unos textos explicativos en sus correspondientes apartados; "El Territorio" (La gran metamorfosi), "La Política" (El largo camino que nos llevó a la democracia), y "La Sociedad" (Contra Franco se vivía mejor).

El libro, escrito en catalán, recoge en sus 184 páginas de contenido,   aquellos lugares  de tiempo con  los ambientes de una época que, para los más longevos de edad, -- entre los que me cuento -- nos permite recordar con nostalgia, de lo que fuimos testigos de todo ello, transladándonos las imágenes a un pasado todavía no muy lejando, pero sí  ya desaparecido, mientras que para las demás personas, ha de constituir una auténtica y sorprendente  delicia de un Sant Boi desconocido,  que ha asentado sus sólidos pilares  donde actualmente se levanta el municipio, en continuadas transformaciones, unas más acertadas que otras, proyectándole  en su actual  aspecto urbano.

Un libro, en definitiva, que me permito recomendar si me consideran con derecho a ello,  a todas aquellas personas especialmente  residentes en Sant Boi de Llobregat y, en general,  a todas aquellas que, los avatares de la vida, les han llevado a residir en otros municipios, pero que todavía llevan impregnado sólidamente  en sus corazones,  el mítico recuerdo de un nostálgico Sant Boi de Llobregat que ya no volverá.

Mi felicitación más entusiasta y  sincera a Roger Mirabent Zenón, que de manera indirecta he podido conocer el esfuerzo, la dedicación y el cariño que ha puesto desde el primer día, con el propósito de   ver realizada la acertada publicación de  este,  su primer libro.

(1  Historiador y Archivero. Especializado en Historia Local, Historia Militar y Gestión de documentos fotográficos, es autor de diversos artículos referido a la historia de Sant Boi de Llobregat.

martes, 21 de abril de 2020

FALLECIÓ GENE DEITCH, LEGENDARIO DIBUJANTE CREADOR DE " TOM Y JERRY " Y " POPEYE ", ENTRE OTROS MUCHOS.


Eugene Merril Deitch
Gene Deitch, caricaturizado con sus personajes "Tom y Jerry". 

Portada de un tebeo de historietas de "Tom y Jerry", de la década de los años 50 del siglo pasado.
"Popeye", otro de los personajes más recordados de los creados por Gene Deitch.



Eugene Merrit Deitch,( Chicago, 8 de agosto de 1924 - Praga, 16 de abril de 2020), fue un destacado director, cineasta, animador y legendario dibujante de "Tom y Jerry" y "Popeye",  entre otros muchos.

 Fue hallado sin vida el pasado jueves en su apartamento de Praga, República Checa, donde actualmente residía. De momento, se desconocen las causas de su muerte.

Desde estas líneas pretendo humildemente   rendir un sencillo y cálido  recuerdo en homenaje  a Gene Deitch, por  los agradables momentos que disfruté en  mi infancia, leyendo sus tebeos con dibujos a todo color  tan emblemáticos como "Tom y Jerry" y "Popeye", o deleitándome con las  aventuras de  estos personajes animados en las proyecciones cinematográficas en el "Publi", del Passeig de Gràcia, de Barcelona, entre los años  1953 y 1956, en la etapa de mi vida que, junto con mis padres, me  trasladé a vivir en  Barcelona.

domingo, 12 de abril de 2020

AQUELLOS FELICES AÑOS SETENTA DEL SIGLO PASADO.

Entrevistando a Luís Aguilé, en la Discoteca "La Pérgola" de Riudarenes, (Girona). Verano de 1972. (Foto: Delgado)

 Entrevistando al que fuera defensa internacional del F.C.Barcelona, Sigfrid Gracia, Primer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Gavá (Barcelona), en julio de 1972 en la Discoteca Silvi's. (Foto: Delgado)


Entrevistando a la ganadora del concurso "Miss Turismo Gavá", en la Discoteca Silvi's, en julio de 1972 
(Foto: Delgado)

Explicó que llevaba 12 años viniendo cada verano al Camping La Ballena Alegre, y que le gustaba el mar, el sol y el temperamento español."Diario de Barcelona", 8 de julio de 1972. (Foto: Delgado)

Esta tarde, estando ocioso  ordenando fotografías, han aparecido, entre otras, las que ilustran estas líneas, que han despertado en mi  el gusanillo de la nostalgia, al recordar una etapa de mi vida laboral al incorporarme al "Diario de Barcelona", decano de la prensa europea, fundado el dia 1 de octubre de 1792.

Si bien con anterioridad empecé ejerciendo como corresponsal en Sant Boi de Llobregat, Viladecans y Gavá, en el rotativo de nueva aparición "Tele/eXpres", a principios del año 1965, con una participación, además, como comentarista  de rugby  en la sección de "Deportes", en 1967 lo alterné, con excepción de la sección de rugby en "Diario de Barcelona", incorporándome a finales de 1969 y, sin dejar la corresponsalía de los citados municipios, cubría los reportages que me encargaban  de municipios costeros, especialmente de la "Costa Brava", que se publicaban en huecograbado preferentemente los domingos, como separata del "Diario".

Fueron aquellos años, los mejores de mi vida laboral y de los que guardo muy gratos recuerdos, proporcionándome muchas satisfacciones al tener ocasión de entrevistar y conocer a personas famosas,y otras de encantadoras, algunas de las cuales he continuado manteniendo fluida relación hasta su fallecimiento.

Con la muerte de Miguel Mateu, auténtico velador económico de aquella publicación, el periódico acusó un considerable descenso, hasta su desaparición, si bien posteriormente volvió a editarse en circunstancias muy distintas que ya no volverían a ser las de antes.

miércoles, 8 de abril de 2020

IGNAZ SEMMELWEIS : EL MÉDICO AL QUE METIERON EN EL MANICOMIO, POR INSISTIR EN LA IMPORTANCIA DE LAVARSE LAS MANOS.

 Removiendo y leyendo antiguas anotaciones efectuadas a lo largo de mi existencia, y que guardo en una de mis carpetas, en estos momentos,  como una alternativa en el intento de distraerme y apaciguar, al mismo tiempo,  la angustia y el  aburrimiento afrontando la confinación a que estoy  obligado a vivir, para protegerme en lo posible de las  funestas  consecuencias del coronavirus, que tantos estragos está causando  en todo el planeta, tengo muy asumido las recomendaciones que no dejan de insistir a todas horas y en todos los momentos que se tercia, para evitar el contagio  de este terrible  mal,  como es, en especial,  el lavado de las manos con jabón. Y resulta que, desde hace tiempo, se viene conmemorando, el 15 de octubre de cada año, el "Dia Mundial del lavado de manos precisamente para conseguir la eliminación de los microbios.

Remontándonos al año 1825, al visitar a un paciente que se estaba recuperando de una fractura en el Hospital St. George, de Londres, sus familiares lo vieron acostado sobre sábanas húmedas y sucias, llenas de hongos y gusanos.

Todo apestaba a orina, vómito y otros fluídos corporales. Los médicos también olían mal. Raramente se lavaban las manos o los instrumentos, dejando a su paso lo que la profesión alegremente denominaba " el tradicional hedor hospitalario". De ahí que los hospitales fueran caldo de cultivo para la infección, y en aquella época resultaba más seguro ser tratado en el propio domicilio que en el hospital, donde las tasas de mortalidad  eran mucho más altas que las producidas en los propios hogares.

En medio de este desolador panorama que todavía no entendía de gérmenes, un médico intentó aplicar la ciencia  para detener la propagación de la infección. Su nombre: Ignaz Semmelweis.


 El Dr. Ignaz Semmelweis.

Este médico húngaro, trató de implementar un sistema de lavado de manos en la ciudad de Viena, en la década de 1840, para reducir las tasas de mortalidad en las salas de maternidad. Fue un intento digno, pero fallido, atendido que fue demonizado  por sus propios colegas de profesión, a pesar de ser conocido eventualmente como el "Salvador de las Madres".

El Dr. Ignaz Semmelweis trabajaba en el Hospital General de Viena, donde la muerte acechaba las salas tan regularmente como en cualquier otro hospital en aquella época.

Antes del triunfo de la teoría de los gérmenes, en la segunda mitad del siglo XIX, la idea de que las miserables condiciones en los hospitales desempeñara un papel en la propagación de la infección, no pasaba precisamente por la mente de la mayoría de médicos, atendido que se pensaba que las enfermedades se propagaban a través de nubes de un vapor venenoso en que estaban suspendidas partículas de materia en descomposición, llamadas " miasmas ".

Cuando no le renovaron el contrato de trabajo en el hospital de Viena, el Dr. Semmelweis retornó a su Hungría natal, donde ejerció el cargo de médico honorario, relativamente insignificante y no remunerado, de la sala de obstetrica del pequeño Hospital Szent Rókus, de Pest. Tanto ahí como en la clínica de maternidad de la Universidad de Pest, donde más tarde fue profesor, la propagación de la fiebre puerperal era rampante, hasta que él virtualmente la eliminó. Pero las críticas contra su teoría ni la ira de Semmelweis hacia la falta de voluntad  de sus colegas para adoptar sus métodos de lavado de las manos, se apaciguaron.


Sólo después de su muerte, logró el reconocimiento que le habría alegrado la vida.

Su comportamiento se volvió errático, y a partir de 1861 empezó a sufrir de depresión severa,  se volvió muy distraído y cada conversación lo llevaba al tema de la fiebre puerperal.

Un día, un colega de profesión lo llevó a un asilo de locos vienés, con el pretexto de visitar un nuevo instituto médico. Cuando Semmelweis se percató de lo que estaba sucediendo, trató de marcharse, pero los loqueros lo retuvieron y lo golpearon desmesuradamente, le pusieron una camisa de fuerza y lo encerraron en una celda oscura.

Dos semanas después, falleció a consecuencia de una gangrena producida por una herida en su mano derecha. Tenía 47 años de edad.

Una de las cosas que el Dr. Semmelweis dejó escritas, no dejan de resultar inquietantes: "Cuando reviso el pasado, sólo puedo disipar la tristeza que me invade imaginando ese futuro feliz en el que la infección será desterrasa. La convicción de que ese momento tiene que llegar inevitablemente tarde o temprano, alegrará mi hora de morir".