Dr. Emilio Pi y Molist (Barcelona 19 octubre 1824 - Barcelona 29 junio 1892) . Médico frenópata y escritor.
La Colonia de Orates de Gheel (Bélgica), es una interesantísima publicación escrita por el médico frenópata Dr. Emilio Pi y Molist que describe la historia y el funcionamiento de la Colonia de Orates de Gheel en Bélgica, que era un lugar donde se alojaban personas con enfermedades mentales y se les brindaba tratamiento y cuidados, explicando detalladamente la organización de la Colonia, los métodos del tratamiento utilizados y la vida cotidiana de los pacientes. También se analizan las causas de las enfermedades mentales y se discuten las diferentes teorías que se tenían en aquella época.
Esta publicación constituye una valiosísima fuente de información para poder comprender la historia de la Psiquiatría y el tratamiento de las enfermedades mentales en el siglo XIX.
El Dr. Emilio Pi y Molist explica que estuvo en Gheel los días 29, 30 y 31 de julio de 1854, y que llevaba una autorización del Ministerio de Justicia que le había procurado el Encargado de Negocios de España en Bruselas, Eduardo Sancho, con la finalidad de poder visitar todas las casas de orates de Bélgica.
La Colonia de Orates de Gheel podía admitir enajenados de todas clases y condiciones, excepto los que exigían continuamente el uso de medios de coerción , los suicidas, homicidas e incendiarios; los que se habían fugado varias veces del lugar donde estaban reclusos y, los que por la índole de su delirio, turbaban la tranquilidad u ofendían la moral pública.
Refiere el Dr. Pi y Molist que en el momento de su visita, había en la Colonia 600 patrones y 50 huéspedes, y que el número total de enfermos mentales era, por término medio, de novecientos a mil personas acogidas.
En cada casa solían hospedarse uno o dos enfermos, y en algunas, muy pocas, hasta tres. El Reglamento ordenaba que, por regla general, no podían habitar en una misma casa, orates de distinto sexo, aunque esta disposición no se observaba con todo el rigor necesario.
Al llegar un enfermo en Gheel, era conducido al Ayuntamiento, donde el patrón o huésped designado al efecto, se encargaba de él y lo conducía a su propia casa. Allí le quitaba las ataduras, si las llevaba, lo acariciaba y le prometía las mejores atenciones y obsequios, procurando inspirarle confianza y a la vez conseguir de él amistosa relación.
El enfermo era tratado siempre como un miembro más de la familia, sentándole en la mesa, saliendo de paseo, acompañándole en sus oraciones y en los sencillos pasatiempos. Si era tranquilo y no mostraba intención de fugarse, se le dejaba en libertad para que pudiera estar en cualquier aposento de la casa y para ir a donde le apeteciera, con tal de que no se alejara mucho.
Si, por el contrario, estuviera agitado y manifestara su deseo de huir o bien lo intentara, se le sujetaba con algunos de los instrumentos de los que el Dr. Pi y Molist dice que tratará más adelante, y cuyo uso se continuaba manteniendo hasta que se juzgaba desvanecido el peligro, que por lo general solía tardar, a lo sumo, dos o tres días. Mientras, se le convencía a que desistiera de su propósito, y especialmente se le amansaba y agasajaba con la finalidad de que cobrara afecto a las personas que le rodeaban y le resultara más grata su nueva morada.
Las personas enfermas solían mostrarse allí más tranquilos, mansos y dóciles que en algunos manicomios, lo que no es de extrañar, atendido que la experiencia ha sancionado el humanitario principio regulador del tratamiento moral de la locura, que el sosiego, sumisión y apacibilidad de aquellas infelices personas estaban, por lo general, en razón directa de la benignidad y cariño con que se les trataba.
Com sempre desconegut i interessant.molt merit.
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