"Villa Adauta", una de las fincas modernistas colectivizadas, que acogió a un numeroso grupo de personas refugiadas durante la Guerra Civil española, en la esquina de la Ronda del Carril con la Carretera de Samalús.
Esta mañana, y dentro de los actos de Conmemoració del Bombardeig de la Garriga i de Foment de la Pau, el Ayuntamiento de la Garriga ha organizado una ruta guiada y teatralizada, centrada en el paso y llegada de refugiados en el municipio durante la Guerra Civil española.
Bajo el enunciado "1936 - 1939, la Garriga plena de refugiats", más de medio centenar de personas se han dado cita frente al refugio antiaéreo de la estación ferroviaria, desde donde han sido conducidos por diferentes espacios del municipio vinculados con la acogida y estancia de los refugiados durante el conflicto bélico, iniciándose la visita en los jardines de la casa Mercé Sala, donde jóvenes modistas republicanas de la Garriga y otras procedentes de L' Ametlla, Samalús y Barcelona, cosían uniformes para los soldados y, siguiendo el recorrido por otras fincas modernistas colectivizadas, entre ellas la Torre dels Ocells, donde estuvieron acogidos niños refugiados, para finalizar en el punto de partida, donde se pudo visitar el interior del refugio antiaéreo.
En el transcurso de la actividad, diversos personajes, ataviados con vestimentas de la época, ofrecieron un punto de vista cercano y emocionante de aquellos difíciles momentos que les tocó vivir, enriquecido con las explicaciones y aportación de documentos de la guía que acompañó al grupo.
La Garriga tenía poco más de 3.000 habitantes antes de iniciarse la Guerra Civil española, y pasó a tener cerca de 10.000 poco antes de su finalización, acogiendo personas que huían de las zonas del Estado español en la medida que eran ocupadas por las tropas franquistas y gentes que escapaban de los continuados bombardeos que sufría la ciudad de Barcelona.
Un número muy importante de estos refugiados eran niños, procedentes en su mayoría del País Vasco, de Madrid y de Castilla, a los que se procuraba fueran debidamente escolarizados, bien alimentados y que disfrutaran de sesiones de ocio propias de su edad, conscientes de que habían sido apartados, para su mejor seguridad, de sus entornos familiares, de que habían sufrido las consecuencias de los bombardeos y que habían llegado a la Garriga en unas condiciones de transporte muy penosas.
La Garriga tuvo que afrontar, con muchas dificultades, aquella llegada masiva de refugiados, con serios problemas de abastecimiento de alimentos para satisfacer las necesidades de aquella creciente población y la gestión de un Ayuntamiento que quedó desbordado administrativamente para coordinar los avatares de la vida del municipio en aquellas extremas condiciones.
Sería muy extenso referir aquí y ahora las interesantísimas explicaciones que nos han sido dadas, que ciertamente han resultado muy provechosas y didácticas para intentar comprender lo que significó, para el municipio y sus habitantes, aquellos difíciles años de guerra fraticida.
Me ha gustado mucho asistir a este evento. Poder retroceder en el tiempo e intentar imaginar la vida de aquel pueblecito rural en las mas crueles de las historias de nuestro país.
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