Dibujo de Llopart, representativo del día de la inauguración de la Cárcel Modelo, de Barcelona.
Vista aérea del recinto que ocupa la Cárcel Modelo, de Barcelona.
La Cárcel Modelo, en el año 1926. En primer término las barracas existentes en aquella época, en los descampados de la actual Avinguda de Roma.
Puerta principal de entrada a la Cárcel Modelo, en la calle de Entença
núm 155.
Recientemente, el director general de Serveis Penitenciaris de la Generalitat de Catalunya, Amand Calderó, dijo que los últimos 54 internos que todavía permanecían en la Cárcel Modelo, de Barcelona, abandonarían entre hoy y mañana este establecimiento. 30 de ellos en el día de hoy y los 24 restantes mañana, en que se producirá el cierre definitivo, precisamente el mismo día en que abrió sus puertas 113 años después.
Este edificio se empezó a edificar en el año 1887, y se inauguró el día 9 de junio de 1904. Por el nombre, es de suponer que fue concebido como centro pionero para llevar a la práctica un nuevo e innovador sistema penitenciario.
Se construyó en las afueras de la ciudad, en un solar ubicado en la confluencia de las actuales calles de Provença, Entença, Rosselló y Nicaragua, ocupando dos manzanas de l'Eixample. Su construcción fue siguiendo el sistema celular, radial y panóptico, diseñado para posibilitar el control visual de todo el complejo, desde un solo punto central, en este caso una torre de vigilancia.
El 1908 se amplió en 200 celdas, destinadas a presos condenados por sentencia.
A partir de abril de 1939, con la finalización de la Guerra Civil española, acogió, además de los delincuentes comunes, a muchísimos presos políticos y sindicales, hasta el extremo de cuadruplicar la capacidad óptima de reclusos, siendo numerosos los personajes célebres de la vida social y cultural contemporánea de Catalunya, que fueron recluídos en sus dependencias durante el franquismo, constituyendo, junto con el castillo de Montjuïc, uno de los símbolos de la represión política franquista de la ciudad de Barcelona.
En su longeva vida, el interior de este recinto carcelario ha sido mudo testimonio de terribles escenas de dolor, de tortura, de ejecuciones, de suicidios, de muertes y de las más bajas vejaciones a que puede ser sometido un ser humano, por lo que, aquellos espacios, sea cual sea el uso a que se destinen en el futuro, estarán impregnados de consolidadas energías negativas de las que se habrá de evitar su contagio.
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