sábado, 10 de junio de 2017

LA FAMILIA RULL, EL TERROR DE BARCELONA DE LA PRIMERA DÉCADA DEL PASADO SIGLO.

 Joan Rull i Queraltó

 
 Numeroso público se congregó en los alrededores de la puerta de la Cárcel Modelo, el día de la ejecución de Joan Rull.

Joan Rull fue ajusticiado al garrote vil el día 8 de agosto de 1908, siendo la primera ejecución realizada en la Cárcel Modelo, de Barcelona.


Joan Rull i Queraltó nació en el año 1881 en el seno de una familia humilde de Barcelona, con la que forjó un clan criminal que aterrorizaba a los barceloneses y causaba serias preocupaciones a las autoridades policiales, hasta el punto de que, el pánico generado en las calles llegó a tales extremos que, el Gobernador Civil obligó a los edificios a disponer de porteros, y que las puertas fueran cerradas con llave.

Parte de los integrantes de la familia Rull participaba en la organización de los atentados o bien eran cómplices de ellos. Básicamente los implicados eran su padre, que era secretario del Ayuntamiento, siendo desposeído del cargo por corrupto; su madre, María y su hermano, Hermenegildo. La madre y los dos hermanos fueron detenidos  en julio de 1907, mientras que el día 8 de agosto de 1908, Joan fue ajusticiado al garrote vil, siendo la primera ejecución realizada en la Cárcel Modelo, de Barcelona.

Su madre y su hermano consiguieron un indulto de última hora. Sin embargo a Joan no se lo pudieron conceder porque la campaña emprendida a su favor no tuvo el suficiente apoyo de la ciudadanía.

La primera vez que Joan estuvo en la cárcel, fue en septiembre de 1904, por haber colocado una bomba en los urinarios públicos de la barcelonesa Rambla de les Flors, poco después de ser inaugurados. Pero sin embargo la bomba no estalló en las Ramblas, sino en el Palacio de Justicia, donde había sido trasladada al encontrarla un guardia que pasaba por allí. En consecuencia Joan se pasó año y medio encarcelado, y al recobrar la libertad pensó en la posibilidad de ser confidente de la policía, que le fue concedido después de una conversación con el Gobernador Civil.

A partir de ahí, tuvo clara la idea de conseguir dinero fácil junto con su familia, colocando bombas como si la cosa no fuera para ellos, filtrar a la policía el lugar donde estaban ubicadas y cobrar por cada chivatazo. En sólo dos meses, entre diciembre de 1906 y enero de 1907, hizo explotar cuatro bombas alrededor de las Rambla , para forzar su contratación como confidente, haciendo creer a la policía que si trabajaba con ellos, se evitarían nuevas explosiones. Todo salió como había previsto y al mes siguiente ya era confidente oficial.

Pero al poco tiempo empezó a considerar que el sueldo percibido era insuficiente para atender sus muchas necesidades, y volvió de nuevo a colocar bombas y a no saber donde estaban escondidas, provocando con sus explosiones varios heridos y algún muerto, al tiempo que la policía le iba aumentando el sueldo con la buena intención de evitar males mayores.

A la vista de que las autoridades policiales no podían ni sabían acabar con aquella situación, el Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona decidieron crear un cuerpo de policía especial. Para ello contactaron  con el Inspector Jefe de Scotland Yard, Charles John Arrow, que aceptó el trabajo a cambio de 2700 libras esterlinas y un seguro de vida. Se consideró que aquel dineral estuvo bien empleado, porque en julio de 1907 se consiguió detener al clan de los Rull.

En abril de 1908 se dictó sentencia de muerte para los Rull, y los barceloneses lo celebraron como si de una auténtica fiesta se tratara, concentrándose en la Plaça de Catalunya para mostrar su satisfacción.El poceso judicial que llevó a la sentencia había producido tanta expectación entre la sociedad, que incluso se llegaron a vender postales de los acusados como si de souvenirs se trataran.

La fecha de la ejecución quedó fijada para el día 8 de agosto. Hasta aquel momento, Joan, su madre y su hermano, permanecieron internados en la Cárcel Modelo, de Barcelona. Sin embargo a María y Hermenegildo les fue conmutada, a última hora, la pena de muerte por otra de cadena perpétua, que cumplirían en las cárceles de la galera de Alcalá y Ceuta.

El matutino "La Vanguardia", de Barcelona, en sus ediciones de los días 8 y 9 de agosto refiere con todo detalle lo acontecido en las horas previas de la ejecución de Joan Rull, destacando que en la madrugada  del día 8, escribió 200 tarjetas de despedida, en estos términos:

"Durante la madrugada el reo escribió unas doscientas tarjetas postales dedicadas  á los hermanos de la Paz y Caridad y de Nuestra Señora de los Desemparados, á los empleados de la cárcel y á otras personas.
Tanto las referidas tarjetas postales como otros documentos de su puño y letra que tuvimos ocasión de ver, revelaban un pulso firme y seguro".

La misma noticia explica que a primeras horas de la madrugada, ya habían unos cuantos curiosos en las puertas de la cárcel, y que el número aumentaba con el paso de las horas. A las 06:00 horas de la madrugada, un funcionario se equivocó e izó la bandera negra antes de tiempo, y el público allí concentrado, interpretando que Joan Rull ya estaba muerto, empezó a celebrarlo mientras otros pensaban que había sido indultado. Dos horas más tarde, un funcionario de la Audiencia procedió a retirar la bandera, atendido que no tenía que haberse puesto hasta después de ejecutarse la sentencia.

Llegada la hora prevista, Joan Rull fue conducido al patíbulo donde le esperaba el verdugo de Barcelona, Nicomedes Méndez, que procedió a efectuar su cometido con toda la parafernalia que el acto conllevaba, haciéndole entrega  de un crucifijo, que Joan Rull estrechó, besándole repetidas veces, y a la pregunta obligada del verdugo, de si le perdonaba, Rull contesto afirmativamente y con gran efusión.

Y una vez ejecutado Joan Rull, fue izada la bandera negra en señal de duelo, y seguidamente, unas dos mil personas allí congregadas, se abalanzaron  a la entrada principal para ver el cadáver, pero la guardia civil  de caballería  y las fuerzas de infantería que prestaban servicio de guardia, lo impidieron.

Al día siguiente, el cadáver de Joan Rull fue trasladado al Cementiri del Sudoest, donde fue enterrado y donde permenecen sus restos desde aquel día.

FUENTE DE CONSULTA

paperblog. Lunes, 5 de junio de 2017 

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