Uno de los patios interiores del antiguo manicomio del recinto Torribera, en Santa Coloma de Gramenet.
Los manicomios de Catalunya tienen todavía a 1680 personas ingresadas sin fecha de salida, cronificando su situación, a pesar de que todas las administraciones y la Organización Mundial de la Salud (OMS) claman por cerrar estos centros, que cuestionan derechos fundamentales básicos, como el del tratamiento de los problemas de salud mental en el ámbito comunitario. Para ello, el Govern de la Generalitat de Catalunya ha incorporado un nuevo responsable del Pla Director de Salut Mental que, entre otros objetivos, se propone acelerar el vaciado de estos centros, que lo plantea claramente el Plan Quality Rights de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que contempla que los pacientes tienen derecho a decidir sobre su proceso y ser protagonista del mismo.
Catalunya no lidera precisamente los ránkings de manicomios vacíos en Europa. Sin embargo el Govern de la Generalitat de Catalunya ha efectuado un proceso de aceleración que ha conseguido reducir, en dos años, unas 200 plazas en los cinco principales centros psiquiátricos: El recinto hospitalario Torribera, Institut Pere Mata, Hospital Benito Menni, CASM., Parc Sanitari Sant Joan de Déu y Hospital Sagrat Cor de Martorell.
Josep Tristany, que hace poco más de dos meses fue nombrado máximo responsable del Pla Director de Salut Mental del Govern de la Generalitat de Catalunya, reconoce que " queda mucho por avanzar ", pero se propone acelerar todavía más en el proceso. Existen resistencias, fruto de inercias y miradas conservadoras, pero también procedentes de éxito, y así Girona no tiene ni un solo ingreso cronificado, debido al empuje del equipo que lidera Claudi Camps, con una convicción firme en la idea de que los pacientes han de estar fuera de los muros del manicomio. En el Hospital Sagrat Cor, de Martorell se ha logrado cerrar 70 camas en dos años. El ritmo ha de ir acompasado a la existencia de redes de apoyo comunitarias.
LOS PREJUICIOS Y LOS RESULTADOS
Este plan tropieza todavía con prejuicios sociales sobre la condición de salud de estos pacientes, e incluso las familias de los mismos pueden tener miedos y recelos, después de años de ingreso de su familiar. "A las familias hay que acompañarlas y cuidarlas, porque en muchos casos han sufrido muchísimo", reconoce Josep Tristany. Pero existen casos de éxito rotundo, como en el caso de un paciente que llevaba 35 años en el centro y regresó con la familia para pasar el aislamiento del covid en casa. Cada quince días volvía al centro para ser visitado y tomar la medicación. Pero regresar a casa fue algo que se consolidó, pese a los miedos iniciales de los padres. A día de hoy el paciente está con los suyos y sin marcha atrás.
TRASLADO A RESIDENCIAS DE ANCIANOS
Otras estrategias pasan por cambiar el manicomio por residencias de ancianos, en casos de pacientes de más de 65 años de edad con un cierto grado de dependencia. El resultado en su conducta está siendo satisfactorio y se percibe cierta estabilización, no sin ciertas quejas. Otra palanca que Josep Tristany quiere reforzar es la de lograr más viviendas para que estos pacientes puedan regresar a un entorno normal, en una ciudad. En este sentido, la posibilidad de tener más dinero de Drets Socials es clave. Al mismo tiempo, se ejerce una cierta presión sobre las entidades proveedoras de estos centros de tan larga duración."Algunas van más lento y otras más rápido, manifiesta Josep Tristany.
FUENTE DE CONSULTA
"El Periódico", sábado, 20 de abril de 2024
El cierre de los manicomios ha conllevado muchísimos problemas que yo he tenido ocasión de conocer personalmente, y que sería muy extenso referir ahora y aquí en este espacio, pero que en pocas palabras referiré los casos de familiares de pacientes que llevaban años asilados, que en edades avanzadas han tenido que enfrentarse con graves problemas de convivencia, de negarse a acudir a las visitas programadas y a rehusar la ingesta de la medicación prescrita. Han habido casos de enfermos que debido a su edad, ya no tienen familiares directos que puedan responsabilizarse de ellos. Otros que, en su libertad, han adquirido hábitos muy nocivos para su salud. Y así podría extenderme en muchas otras situaciones totalmente desafortunadas para los asilados y sus familiares con el repentino cierre de manicomios en su día, sin valorarse las consecuencias.
ResponderEliminarEn obrir l'ordinador em trobo amb algunes comunicacions de familiars de persones amb malaltia mental que els tenen a casa arrel del tancament dels hospitals psiquiàtrics i em diuen, en termes generals, una de les coses que ja feia esment en el meu anterior comentari, és a dir, que les visites ambulatòries no funcionen en els seus respectius casos, atès que es neguen a anar-hi i que no es volen prèndre les medicacions. També que tenen problemes de comportament i reben agresions. Aquestes families son persones ja en edats molt avançades i cada dia pateixen un mal viure, per dir-ho d'alguna manera.
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