miércoles, 16 de marzo de 2016

JAUME OLIVER I VIÑAS NOS RECUERDA LA FIGURA DEL GARRIGUENSE PERE MAÑOSA.

Pere Mañosa


Jaume Oliver i Viñas, de la Garriga,  me comenta que, la persona de la que me va a hablar ya no está entre nosotros. Se trata de Pere Mañosa, que nació i murió en la Garriga, municipio al que tenía una muy especial estimación.

De pequeño fue alumno de los Maristas, los llamados frères de Marie, de la zona de Champagniac, en Francia, posiblemente una de las mejores escuelas establecidas en la Garriga.  Pere Mañosa fue un alumno destacado.

En aquella época, a principios del siglo XX, fue uno de los fundadores de los primeros equipos de fútbol de la Garriga. Era un buen deportista.

En la edad adulta trabajó en su casa, donde tenían unos hornos de cal y proveía de este producto a los albañiles. También tenían  en su casa, carros y caballos.

Participó muy activamente en la vida social del municipio, siendo tesorero de la Germandat del Carme, al tiempo que era también delegado y secretario de la Junta de Baile de la Alhambra, actividades que realizaba conjuntamente con otros compañeros del municipio, si bien era él quien los lideraba.

Transcurriendo los años de su juventud contrajo matrimonio, del que nacieron sus dos hijos, niño y niña. 

Conoció la dictadura de Primo de Rivera, la República y la Guerra Civil española, y después la dictadura franquista. Hombre de ideología de izquierdas y muy catalanista fue, con anterioridad a la Guerra Civil española, administrador del Asil - Hospital de la Garriga. Posteriormente, con cargo político, de Capitán de Intendencia, participó en la ocupación del Balneario Blancafort, que durante la contienda bélica fue habilitado como  hospital de convalecientes, teniendo ocasión de conocer allí a médicos como los doctores Gil-Vernet, Corachán, Torrent y Gómez entre otros, que intervenían quirúrgicamente a los heridos en la contienda y que eran trasladados, mayoritariamente,  en ferrocarril, hasta la Garriga, desde cuya estación eran llevados en camión, que conducía Pere Mañosa, hasta el hospital del Balneario Blancafort.

De la amistad con aquellos médicos, consiguió que intervinieran quirúrgicamente a dos mujeres de la Garriga, actualmente ya fallecidas, y ayudó a muchas otras personas,  independientemente de su ideología de derechas o de izquierdas. Era suficiente  que fueran vecinos de la Garriga.

Por envidias despertadas, estuvo preso y detenido durante cinco días en la Jefatura de la Vía Laietana, de Barcelona, por la policía de la República.  Quedan todavía en la Garriga descendientes de aquellos que lo denunciaron. 

Cuando la ciudad de Granollers sufrió las graves consecuencias de los bombardeos franquistas, no dudó ni un instante en movilizar los camiones y la ambulancia para recoger a las personas que resultaron heridas y trasladarlas al hospital del Balneario Blancafort para curarlos.

A un teniente francés, llamado Larquière, de las brigadas internacionales, y con el que había establecido buena amistad, le prestó la ropa de su hija Isabel para que la esposa del militar francés pudiera vestir, para el bautizo,  a su hija, nacida en aquellas fechas. En aquellos aciagados días no era posible encontrar ropa para niños, y por esta circunstancia Pere Mañosa le prestó la de su hija. Ignoro -- dice Jaume Oliver --  si aquella niña vive todavía. Tendría aproximadamente  unos 67 años de edad. Su padre, el teniente francés, tuvo que partir al frente de Terol, en tierras aragonesas, y jamás volvió a saberse de él. Era oficial de artillería.

También explica Jaume Oliver que su madre pudo salvar la vida gracias a  Pere Mañosa, que con el vehículo de un capitán amigo suyo, la acompañó a Barcelona donde pudo curar de una pleura. Gracias a aquel capitán, pudieron saltar todos los controles que encontraron en el  trayecto, hasta poder llegar al hospital. Aquel capitán se apellidaba Prada, y estava alojado en casa de unos familiares que todavía viven en la actualidad, pero que Jaume Oliver no menciona porque manifiesta que desean permanecer en el anonimato.

Cuando se recibió la orden de desalojo del hospital del Balneario Blancafort, Pere Mañosa fue el último en marchar, no sin antes dejar a los enfermos bien atendidos, según le consta a Jaume Oliver, de conversaciones mantenidas con algunos de aquellos enfermos que todavía quedan en vida.

Después de la retirada vinieron  para Pere Mañosa los campos de concentración de Francia, la caída en poder de los alemanes, el trabajo en la muralla de l'Atlàntic y huir de nuevo hacia España gracias a la Resistencia francesa , via Burdeos, Lyón, Marsella y Barcelona.

Estando de nuevo en la Garriga, de nuevo tuvo  que irse a consecuencia de unos asuntos políticos poco esclarecidos. 

De aquel segundo exilio, también en tierras francesas, regresó a la Garriga casi al final de sus días. Jaume Oliver fue a buscarlo para llevarlo a su casa. Resultó un retorno no exento de peligros, puesto que Pere Mañosa no disponía de pasaporte, y en la frontera del Pertús pudieron pasar gracias a que soplaba una fuerte tramontana que arrebataba incluso los tricornios de las cabezas de la  Guardia Civil, y estos no pudieran prestar toda la debida atención en su trabajo. Eran los días del fallecimiento de Francisco Franco.

En sus explicaciones, Jaume Oliver refiere lo ocurrido en el año 1964 frente a su taller, en que durante tres días acudía allí  un señor, ya mayor, y miraba el taller y la casa de al lado durante rato. Un día Jaume Oliver salió de su taller  preguntó  qué se le ofrecía. Entonces aquella persona le contó que, durante la Guerra, había permanecido escondido en aquel taller durante dos días, y que la noche del segundo día, el "capitán" Mañosa lo fue a recoger con un coche del hospital para trasladarlo hasta El Figaró, y que después él ya se  había espabilado para llegar a Francia y salvar así su vida. Era un hombre de derechas, que había salvado la vida gracias a Pere Mañosa. Esta persona me encargó que saludara de suparte a Pere Mañosa cuando fui a visitarlo a Francia en el año 1967, y obviamente así lo hice personalmente a mi regreso.

Pere Mañosa fue un hombre que hizo tantas cosas, que resulta difícil de explicarlas, e incluso difícil de recordarlas -- admite Jaume Oliver-- que con estas explicaciones, ha querido testimoniar la figura de este buen  garriguense que siempre tuvo mucha estima para su pueblo y sus gentes, y que incluso, durante su exilio, fue un gran enamorado de Francia , al considerarla su país de acogida.

Jaume Oliver termina el relato explicando que Pere Mañosa era su tío por parte de padre y considera llegado el momento  que  pueda hacérsele justicia, atendido que fue un hombre que jamás  dejó que nadie le mandara, y que era " un garriguenc de soca-arrel, catalanista, d'esquerres i que mai va ser revolucionari".

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