sábado, 7 de enero de 2017

EL AYER Y HOY DEL CASINO DE LA CARRETERA DE LA ARREBASSADA, EN BARCELONA.

 Una vista general de aquellas majestuosas  instalaciones.

 El acceso principial de entrada.
 Uno de los salones del restaurante.
 Vista parcial de las montañas rusas, en el parque de atracciones.

 La Sala de Juego, que disponía del famoso juego de la ruelta.



La carretera de la Rabassada (BP-1417), conocida también por Arrabassada, y el tramo de Barcelona, por carretera de Sant Cugat, enlaza la ciudad de Barcelona con Sant Cugat del Vallès, cruzando la Serra de Collcerola por el Coll de l'Erola. Es una carretera de tránsito rodado muy intenso, porque también por ella se accede al  Tibidabo y a otras urbanizaciones del entorno.

En el año 1899 se construyó en esta carretera un majestuoso hotel, que unos años después, en 1911, se ampliaría con un gran casino y un parque de atracciones.

El casino se convirtió en un símblolo de gran lujo y crecimiento económico de la época. Contaba con habitaciones de lujo y grandes salones y restaurante, además de unos maravillosos jardines en el marco de un entorno de privilegio. 

Su sala de juego disponía de un famoso juego de la ruleta, en que se ganaron y perdieron  grandes fortunas. Se rumoreaba  -- sin que llegara a poderse probar  -- de la existencia de una habitación para quienes desearan suicidarse después de haber perdido absolutamente toda su fortuna y su  riqueza en el casino.

Marcó su declive en el año 1912, cuando el Gobernador Civil prohibió  la práctica del juego, y consecuentemente significó  la clausura del casino. El hotel, el restaurante y el parque de atracciones funcionaron hasta el año 1930, en que se produjo el cierre definitivo.

En los avatares de la Guerra Civil española  , en el  año 1936, aquellos espacios fueron utilizados como refugio y más tarde como cuartel, y finalizada la contienda bélica, la propiedad de aquellos edificios procedió a su derribo para evitar que volvieran a ser ocupados.

LAS RUINOSAS INSTALACIONES DE AQUEL BELLO CONJUNTO.

De aquellas majestuosas instalaciones, solamente quedan ruínas invadidas por la vegetación, en un espacio cada vez más deteriorado.

 
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 Los accesos al casino.

 Los espacios interiores, invadidos por la vegetación.

 Tunel de las atracciones por donde discurrían de las montañas rusas.

Un caso más del deteriodo del patrimonio artístico y arquitectónico de Barcelona que no pudo conservarse en su día, y  que en la medida que va transcurriendo el tiempo, la agreste vegetación cuida de ir escondiendo los restos de los vestigios de  aquella esplendorosa época de nuestro histórico pasado.
 

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