Pedro Bas Pérez
(Cartagena, 15 de abril de 1926 - Sant Boi de Llobregat, 3 de agosto de 1990).
Este mediodía, he recibido la grata visita, en mi domicilio de la Garriga (Barcelona), de una persona que goza de un reconocido prestigio en el ámbito artístico internacional, y que por motivos obvios y deseo expreso del interesado, no desvelaré su identidad. Hacía años que no nos habíamos visto, desde mi época en "Diario de Barcelona", por lo que hemos tenido ocasión de tener una agradable velada conversando sobre temas de actualidad, si bien ha ocupado cierta relevancia el tiempo dedicado a la obra de Pedro Bas, a consecuencia de llamarle muy especialmente la atención contemplar los cuadros de aquel artista-pintor que decoran paredes y pasillos de mi domicilio.
Atendida la muy buena amistad que tuve el privilegio de tener con Pedro Bas, desde que procedente de Bélgica trasladó su domicilio a Sant Boi de Llobregat, y que se consolidó hasta el punto de considerarlo mi mejor amigo, dispongo de amplias documentaciones e informaciones de su vida artística, y a la vista del interés mostrado en conocerlo con mayor profundidad ha sido muy gratificante para mi proveerle de los conocimientos interesados, al tiempo que le he facilitado fotocopias de su biografía y otros aspectos más importantes de su vida profesional artística.
Y una de las muchas realizaciones más desconocidas de Pedro Bas, han sido sus dibujos, de una belleza artística y personalizada extraordinaria, que como botón de muestra reproduzco algunas de sus láminas en el inicio de estas líneas para su mejor divulgación.
Le ha emocionado conocer cuando le he explicado que, pocos días antes de su fallecimiento, Pedro Bas me comentó que, sin olvidar los muchos premios y distinciones que consiguieron sus obras en distintos paises de Europa, guardaba el mejor de los recuerdos con motivo de la felicitación recibida del Papa Pablo VI, impresionado por su obra "El Cristo" (medidas 3000 x 2000 mm.), y al preguntarle el que más le había dolido, explicó que fue en ocasión de tener que comunicarle a Jacqueline Kennedy no poderle complacer con su encargo de pintar a su esposo John F. Kennedy, atendido que él era un artista pintor y no un mecánico de la pintura.
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