CEMENTERIANDO EN LA FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS. EL BARCELONÉS CEMENTERIO DE SANTS.

 Antigua iglesia románica de Sants, según dibujo de Jaume Pahissa. En el centro de la imagen se observa la puerta del cementerio

El cementerio de Sants es uno de los cementerios más desconocidos y  con una superficie de 11.000 metros cuadrados,  el más pequeño de la ciudad de Barcelona. No destaca por sus monumentos funerarios ni tampoco por las celebridades que descansan en su recinto. Si en alguna cosa llama la atención, es por su ubicación, en término municipal de l'Hospitalet de Llobregat.

LOS MOTIVOS POR LOS QUE ESTÁ EN UN MUNICIPIO VECINO.

En la Edad Media la práctica habitual era  enterrar a los difuntos  en los terrenos que rodeaban las iglesias. Esta convivencia entre vivos y muertos generaba problemas higiénicos y especialmente favorecía la propagación de enfermedades y epidemias. Para preservar la salud pública, en el año 1787 una Real Cédula de Carlos III prohibía las inhumaciones en las iglesias y núcleos urbanos.

En el municipio de Sants, que no se anexionó a la ciudad de Barcelona hasta el año 1897, el cementerio parroquial estaba situado en la iglesia de Santa María de Sants. La primitiva parroquia, de origen románico, tenía un camposanto contiguo, como puede observarse en la imagen que ilustra la parte superior de estas líneas, y según explica Josep Miracle, la sepultura al interior del templo estaba reservada a las familias de los  grandes terratenientes del municipio.

Durante muchos años, la pequeña necrópolis  parroquial era suficiente para un pueblecito como Sants, pero a partir del año 1840 la industrialización comportó la transformación radical  del municipio. Su gran crecimiento demográfico y urbanístico hizo insostenible la convivencia entre vivos y muertos.

Carta publicada en el año 1854 en la sección de "Cartas al Director", del   Diario de Barcelona, por los vecinos de Sants, quejándose del hedor insoportable que se desprendía del cementerio.

Nichos del cementerio parroquial de Santa María de Sants. (AMDS)

  

En la prensa de mediados del siglo XIX era frecuente encontrar quejas de los vecinos por el insoportable hedor de los cadáveres en descomposición, en unos tiempos donde las epidemias causaban auténticos estragos, el Gobernador Civil de la Provincia llegó a ordenar una investigación para encontrar las causas de la insalubridad de Sants.

BUSCANDO UN  EMPLAZAMIENTO PARA CONSTRUIR UN NUEVO CEMENTERIO. 

Ante esta situación, las autoridades locales crearon una comisión municipal para buscar un nuevo emplazamiento para el recinto funerario, alejado del núcleo urbano, con la finalidad de dar cumplimiento a las normativas sanitarais. Se planteó  la opción de construirlo en los parajes deshabitados de la Marina de Sants, concretamente en la zona de Can Tunis, pero tratándose de unos terrenos húmedos resultaba poco recomendables para las inhumaciones.

Al no encontrarse espacio adecuado en el propio término municipal de Sants, se pensó en el vecino municipio de l'Hospitalet de Llobregat, que estaba dentro de la jurisdicción parroquial de Santa María de Sants. 

El Ayuntamiento de l'Hospitalet de Llobregat ofreció a Sants unos terrenos en la zona de Collblanc, y después de largas negociaciones, se llegó a un acuerdo, y el día 16 de agosto de 1878, el Ayuntamiento de Sants aprobó la compra de la finca conocida como "La Cova", propiedad de Salvador Nonell, a cambio de 17.575 pesetas.

La construcción de la nueva necrópolis fue a cargo del arquitecto municipal de Sants, Jaume Gustà, y el 17 de diciembre de 1878, el rector de Santa María de Sants, Francesc de Paula, procedió a la bendición  del nuevo cementerio.

El  primer cadáver que recibió sepultura en este nuevo cementerio, fue el de Francesc Carné i Font, que curiosamente fue el concejal que había sugerido  la construcción del nuevo recinto funerario.

Información apararecida en la diario "El Diluvio", informando de la inauguración del nuevo cementerio de Sants.