Mosén Jacinto Verdaguer
Mosén Jacinto Verdaguer, nacido en Folgueroles (Barcelona) en 1845, fue sacerdote, poeta y figura destacadísima de la " Renaixença" y glorioso del romanticismo.
En los últimos años de su vida, fue cuestionada su salud mental, como lo prueba un dictamen que firmaron once alienistas de más prestigio de aquella época, entre ellos el Dr. Joan Giné i Partagás, decano de la Facultad de Medicina y director del Manicomio Nova Betlem; Dr. Rafael Rodríguez Méndez, catedrático y antiguo director del Manicomio de Sant Boi de Llobregat; Dr. Ignasi Valentí i Vivó, catedrático de Medicina Legal y Dr. Artur Galcerán, director del Institut Mental Pere Mata, de Reus y primer presidente de la Societat Catalana de Psiquiatria, etc.
Este dictamen apareció publicado en la revista " La Independencia Médica" el día 31 de octubre de 1895, y empezaba en estos términos: "Don Jacinto Verdaguer (...) se ha presentado en compañía de varias personas de nuestra amistad y trato, a cada uno de nosotros particularmente y a todos congregados en junta facultativa, solicitando que, previo examen de sus facultades mentales emitiéramos y consignáramos nuestra opinión acerca de la integridad de su mente, puesta en tela de juicio y aún negada, declaran haber detectado en la exploración clínica la presencia de un antiguo foco pulmonar tuberculoso en la zona apical del pulmón derecho" y concluyen:
1º Psíquicamente el Rdo. D. Jacinto Verdaguer es evidente, para los firmantes, que su inteligencia funciona con cabal integridad. Que en punto facultades éticas y morales, a la par que atesora elevadísimos sentimientos altruistas, es muy emocionable, y sobre todo posee escasas energías.
2º Que no se advierte en su mente indicio alguno frenopático".
Desde la incomprensión, la situación era vista radicalmente diferente. El ejemplo lo tenemos en el artículo que el 7 de setiembre de 1895, el médico Pere Manaut i Taberner publicó en "El Noticiero Universal": "Una opinión en el pleito de Mosén Jacinto Verdaguer. Reclúyasele en una Casa de curación debidamente apropiada , pues el principal remedio terapéutico es el aislamiento, y déjese que las duchas, el bromuro y el cloral arreglen su estado frenopático, en vez de soplar la hoguera que bulle en su cerebro".
El Pare Miquel d'Esplugues calificó el hecho " de pleito malísimo, desfocado, exorbitante de una parte y de otra, puesto que ni en resistir había para tanto, ni había para tanto de insistir". Y Alzina Melis habla de "la ceguera de sus amigos que no supieron comprenderle, y quien más convenía que lo comprendieran, el obispo, fue el más ciego."
Y el leonés Antolín López Peláez, arzobispo de Tarragona, lamentaba que " siempre será una vergüenza para los superiores de Verdaguer el que no supieran tratarle con amor y con el cariño que se merecía".
En febrero de 1898 Mosén Jacinto Verdaguer fue rehabilitado para celebrar misa gracias a las gestiones del Dr. Cos, Arzobispo de Madrid-Alcalá y de los agostinos de El Escorial.
Los últimos días de su vida, presentaba una gran debilidad, empeorando bruscamente el día 5 de junio y finalmente, el día 10 de junio de 1902 fallecía a las 18:00 horas. El acto del sepelio constituyó una gran manifestación de duelo.
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