"Fido" era un perro mestizo, callejero, de Italia, que en el año 1941 Carlo Soriani lo liberó de la zanja donde había quedado atrapado.
Al rescatarlo y sostenerlo en sus brazos, se compadeció al verlo tan pequeñito y muy frágil, y decidió adoptarlo llevándolo a su casa.
Lo bautizó con el nombre de " Fido", que en italiano significa fiel, y ciertamente fue fiel a su nombre, puesto que desde el primer día seguia a Carlo por todas partes, y cada mañana, sin faltar un solo día, lo acompañaba hasta la parada en que Carlo tomaba el autobús para desplazarse a su centro de trabajo, y permanecía por los alrededores aguardando el regreso de Carlo.
Y así fue durante dos años, hasta que en diciembre de 1943, en este punto la guerra estaba en su máximo apogeo y los bombardeos llegaron a Italia.
Una de las bombas cayó encima de la fábrica donde trabajaba Carlo Soriani, falleciendo junto con la mayoría de las personas que estaban en el interior de aquel recinto industrial.
Consecuentemente, aquella tarde Carlo no descendió del autobús como todas las tardes, pero "Fido" permeneció en aquel lugar un buen rato, hasta que consideró que era evidente de que no regresaría a su casa, donde su esposa lloraba desconsoladamente al conocer la noticia del fallecimiento de su marido.
"Fido" salió muy temprano la mañana del día siguiente y permaneció todo el día en la parada del autobús. Se marchó cuando anochecía, al considerar que era evidente que Carlo no regresaría.
Y volvió por la mañana del día siguiente.
Y así continuó cada día el resto de su vida, durante catorce largos años.
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