Esta imagen fue tomada en el transcurso de un concierto de Elvis Presley, en el año 1975, en que el cantante fue informado de que, en la sala, había una niña ciega que estaba enamorada de sus canciones.
Elvis pidió a su manager que subiera la niña al escenario.
Cuando la niña subió, Elvis se arrodilló frente a ella.
-- ¿ Escuché que te gustan mucho mis canciones? -- le preguntó.
-- Si, Señor. Las escucho todas las noches antes de irme a la cama -- le respondió la niña.
Cuando terminó el concierto, Elvis Presley pagó la operación de restauración de la visión de la niña.
Un rasgo de la nobleza y del gran corazón puesto de manifiesto por esta legendaria estrella del "rock and roll" estadounidense.
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