Dos electrodos al costado de la cabeza , colocados sobre el cuero cabelluo del paciente, permiten pasar una corriente eléctrica por su cerebro. Es una corriente, lo suficiente fuerte como para inducirle una crisis epilépica.
El uso de la terapia electroconvulsiva (TEC) o terapia por electrochoque, durante más de noventa años, es una de las prácticas psiquiátricas más antiguas que ha estado rodeada de estigma y controversia.
" Es absurdo pensar que tratar una enfermedad psiquiátrica pasando una "secundon" eléctrico para inducir convulsiones, pueda conseguir que el cerebro funcione mejor. Es por ello que hay un movimiento a nivel mundial para poner fin a estos abusos de la psiquiatría", ha manifestado Ted Chubasinski, que recibió el tratamiento en el pasado y que, desde hace algún tiempo, impulsa una campaña contra lo que califica de horror de la terapia electrocovulsiva.
Se estima que, actualmente este procedimiento -- vital según algunos, pero salvaje e ineficaz según otros -- es utilizado en un millón de personas en el mundo.
No existen estadísticas fiables de este tema porque, según los expertos, su uso no se reporta adecuadamente en la mayoría de los países que lo siguen utilizando.
" Cuando allá por el año 1930 se introdujo esta terapia, se utilizaba para el tratamiento de la esquizofrenia y la psicosis, pero años más tarde, en Occidente, se extendió especialmente en los casos de depresión y desorden bipolar severo. Y sorpredende que todavía se utilice extesivamente en los paises en desarrollo para el tratamiento de la esquizofrenia", manifestó el psiquiatra Leiknes, en declaraciones a la BBC.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la terapia del electrochoque, como un "procedimiento mayor", y que como tal debe ser realizado sólo "cuando lo permita la ley local y cuando el paciente ha sido debidamente informado y ha dado su consentimiento".
Los críticos del electrochoque manifiestan que las investigaciones médicas han ignorado por completo y sistemáticamente, los efectos negativos de esta terapia durante más de medio siglo, y muchos de los que se oponen a ella son expacientes que experimentaron problemas, como el habla, pérdida de memoria o disminución de sus habilidades matemáticas.
LORETTA WILSON EXPLICA SU EXPERIENCIA.
Otra expaciente Deirdre Oliver, refiere que recibió sus últimas veinte sesiones en el año 2010 y que " lo peor de todo es que no recuerdo a mis hijos creciendo. Mis hijos para mi se convirtieron en estraños, y nuestra relación se vió muy afectada".
EL ELECTROCHOQUE COMO CASTIGO.
Los expertos también aseguran que la terapia electroconvulsiba es utilizada, de manera indebida, para controlar pacientes díscolos en algunas instituciones psiquiátricas.
" Yo he sido testigo de como esta terapia ha sido utilizada como castigo", ha explicado Oliver Lewis, director de Mental Disability Advocaci Center, una ONG internacional para defender los derechos humanos de personas con dificultades cognitivas,
" ¿Qué les pasan a los pacientes que se portan mal?, pregunté a un grupo de estudiantes de Enfermería de un hospital psiquiátrico, relató Oliver Lewis.
"Al otro día les dieron electrochoque", me respondieron, afirmó.
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