La primera tarjeta de felicitación navideña.
Las tarjetas de felicitación de Navidad, fueron inventadas por el ideólogo inglés Henry Cole, en el año 1843, tres años después de la invención del primer sello postal, cuando se percató que se le habían acumulado numerosas cartas para contestar, y optó para manifestarles, por escrito, que les deseaba prosperidad para el nuevo año próximo a empezar. Para ello encargó a John Calcott Horsley, amigo suyo, que era pintor, que le dibujara y pintara una escena navideña, que posteriormente mandó reproducir en una imprenta, para escribir, en su reverso, unos breves deseos de felicidad, que firmó y envió.
Horsley imprimió unas mil tarjetas de felicitación, y las que finalmente no utilizó Henry Cole, las vendió a un chelín cada una. Eran unas litografías coloreadas a mano que representaba a una familia que brindaba por sus amigos ausentes, y en las partes laterales se apreciaba la realización de dos buenas acciones, por una parte, gente dando comida a personas necesitadas en un lado, y en el otro, proporcionando ropa a los pobres, y se leía, en inglés : "Feliz Navidad y feliz Año Nuevo para usted ". Sin embargo, la imagen fue criticada por muchos puritanos por entender que fomentaba la bebida.
En 1860, Thomas Nast, creador de la imagen de Santa Claus, realizó la primera venta masiva de tarjetas de Navidad, en las que aparecía, también impresa en inglés, la frase "Feliz Navidad". Sin embargo, no sería hasta dos años más tarde, en 1862, cuando se empezaron a imprimir tarjetas navideñas en serie, que constituyeron un clamoroso éxito. Y en el año 1893 esta costumbre recibió la confirmación Real, cuando la Reina Victoria encargó mil tarjetas a una imprenta británica.
UNA COSTUMBRE EN DECADENCIA.
Desde hace aproximadamente unos quince años, antes de que se popularizara el acceso a internet, llegando nuestras vidas junto con el uso del correo electrónico y los diferentes programas que permiten "chatear" de forma rápida y sencilla, resultaba muy común que por estas fechas, se estuvieran preparando las tarjetas de felicitación de Navidad para enviar especialmente a familiares y amigos, y que actualmente, debido a estas circunstancias actuales, ha caído en desuso , felicitar de esta manera tan tradicional, que permitía recibir numerosas felicitaciones por correo, y que las personas mayores recordamos perfectamente, guardando todavía como auténticos tesoros, la mayoría de ellas, de familiares y amigos que ya no están entre nosotros.
Llenábamos nuestras estanterias o chimeneas con las tarjetas, los tiempos cambian, ahora podemos felicitar por whatsapp, e-mail y podemos hacer vídeo conferencias online. Se han pedido gran parte de aquel glamour, pero tenemos mucho más fácil sentirnos cerca.
ResponderEliminarAsi era Carlos, pero en mi caso soy un nostálgico que, si bien me resulta mucho más cómodo y fácil utilizar los medios informáticos actuales, me priva de la esperada emoción de la llegada del cartero estos días para entregarme las felicitaciones y, seguidamente, la impaciencia de abrir con mucho cuidado los sobres, extraer la tarjeta navideña, leerla y releerla en varias ocasiones, y colocarla cuidadosamente en destacado lugar del mueble del comedor. Formaba parte de la decoración de Navidad y me acompañaba en el gozo y la alegría de aquellas fechas. Luego, pasada la festividad de los Reyes, las guardaba delicadamente, y con el paso de los años en ocasiones todavía dedico algún tiempo en repasarlas. Me recuerdan aquellos antiguos tiempos y en la mayoría de las ocasiones, me entristece pensar en la ausencia de aquellas personas que ya no están entre nosotros. Mi mejor amigo, tu padre, me había deleitado y sorprendido con sus propias creaciones. Guardo un modelo de felicitación muy original, que estuve utilizando durante varios años, evitando, naturalmente, no repetirme en el mismo destinatario.
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