Los orígenes de esta institución, especializada en la hospitalización homeopática para niños pobres, de Barcelona, se remontan a la encíclica " Rerum novarum" promulgada por el Papa León XIII en el año 1891, en que se evidenciaba la preocupación de la Iglesia por las penosas condiciones laborales e higiénicas de los trabajadores en el ámbito europeo, atendido que en aquella época los niños, a partir de los 6 años de edad, empezaban a incorporarse al mercado laboral con durísimas jornadas de doce o más horas, y hasta que no se publicó la Ley Dato en el año 1900, no existía ninguna legislación que regulara el trabajo de las mujeres y niños españoles, por lo que las condiciones de vida eran duras y severas, generando grandes epidemias de enfermedades infecciosas que provocaban una alta mortaldad, especialmente entre los niños.
Un grupo de mujeres barcelonesas de la alta sociedad, preocupadas por aquella situación, y con la colaboración de religiosas lideradas por la beata María del Carmen González Ramos, fundaron en Barcelona el Hospital del Niño Dios el día 30 de marzo de 1892, con el objeto de ofrecer asistencia a niños pobres o abandonados. El primer edificio estaba situado en Passatge Mercaders, próximo al Hospital Clínic, que por aquel entonces todavía no existía, y fue el segundo de todo el estado español en aplicar técnicas homeópatas para la curación de los niños. Seis años más tarde se trasladó a la calle Rosselló, pero continuaba resultando insificiente por falta de espacio, por lo que la Junta Administradora del hospital decidió buscar un nuevo emplazamiento para construir un nuevo edificio que reuniera los requisitos necesarios de espacio y salubridad.
El nuevo emplazamiento se situaría en unos solares de Sarriá, que todavía no se había anexionado a Barcelona. Los planos del nuevo hospital fueron diseñados por el prestigioso arquitecto Enric Sagnier, pero cuando todo parecía indicar que la sesión del Pleno del Ajuntament de Barcelona aprovaría el proyecto definitivo, surgió una fuerte oposición generada por los vecinos del solar que provocaron el retroceso de la idea inicial, y la Junta Administradora tuvo que localizar otro espacio para construir el hospital.La situación llegó incluso a Madrid, a través de un telegrama que un grupo de vecinos hizo llegar con fecha 22 de diciembre de 1908 en estos términos:
"Excmos. señor Presidente del Consejo de
Ministros y señor ministro de la Gobernación.
-- Madrid.
Alarmadas madres de familia, vecinas de la
barriada Bonanova-Sarriá, en donde se proyecta construir
Hospital Niño Dios, y en cuyos alrededores
á costa de muchos sacrificios
han creado intereses para atender salud de sus
hijos, protestan de argumentos sustentan Junta y Cuerpo Facultativo
del mismo,por proyectar,emplazarlo á menor distancia de nuestras
viviendas de la que marca la ley, suplicamos VV.
EE. no autoricen semejante atropello."
Finalmente, después de todos estos impedimentos que tuvo que sufrir la Junta Administradora, en el año 1923 pudo abrir sus puertas el Hospital Homeópata del Niño Dios, en la calle de Mallorca esquina con Dos de Maig.
Durante la dictadura franquista quedó tajantemente prohibida la práctica de la hemeopatía, y nuevamente el hospital tuvo que hacer frente a problemáticas ajenas a su noble causa.
Durante muchos años, el hospital se involucró a la vida social barcelonesa, ofreciendo gratuitamente el servicio de comedor cada mediodóa, hasta que finalmente, en el año 2008 se trasladó al Passeig Maragall, en un edificio de nueva construcción y adaptado a las necesidades de la medicina moderna, mientras que durante cuatro años el antiguo hospital quedó abandonado con las consiguientes molestias generadas a los vecinos, por falta de mantenimiento y limpieza. Posteriormente se procedió a su derribo, y actualmente el lugar lo ocupa un moderno bloque de viviendas.
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