domingo, 27 de junio de 2021

PRIMER DOCUMENTO DEL BALNEARIO LA PUDA DE MONTSERRAT, A FAVOR DE PAU GARRIGA, Y SU PUESTA EN FUNCIONAMIENTO.


Este rarísimo documento, del año 1832,  es el primero que se conoce del balneario La Puda de Montserrat, que explica  que pasa a ser propiedad de Pau Garriga, hermano de Salvador Garriga , que se había suicidado por motivos  económicos derivados de la creación de La Puda de Montserrat, antiguo balneario situado en la margen izquierda del río Llobregat, a escasa distancia del Congost del Cairat.

Está situado en término municipal de Esparreguera (Barcelona), y desde el día 18 de marzo de 1868 pertenece a la parroquia de Santa María de Olesa de Montserrat.

A consecuencia de un terremoto brotaron del subsuelo aguas sulfurosas desde el siglo XVIII. Sin embargo, la primera referencia histórica es del año 1718, cuando el Dr. Salvador efectuó el primer análisis químico de sus aguas. Estas aguas, de naturaleza sulfurosa - sódica salen al exterior a una temperatura de 32º C. y se calcula que su actual caudal es de unos 4 l/s., que se vierten directamente al río Llobregat.

Las aguas empezaron a ser utilizadas con finalidades medicinales en el año 1818. Unos años más tarde, en 1829 se empezaron a construir dos edificios de baños en cada una de las dos riberas del río Llobregat, aprovechando las aguas termales que brotaban a ambos lados del Llobregat, bajo la dirección facultativa del Dr. Antoni Coca i Rabassa y la intervención de Salvador Garriga, un sastre de Esparreguera. Como se explicó anteriormente, debido a la falta de dinero,   se suicidó en 1831, y Pau Garriga, su hermano,   continuó en las obras, asociado a Francesc Castells y Francesc Pedrosa.

En el año 1834 los dos edificios estaban ya en funcionamiento, pero las riadas de los años 1841 y 1843 los inundaron y arrasaron. La altura tan baja en que brotaban las aguas medicinales, a nivel del río Llobregat, impidieron  que los dos edificios pudieran construirse a mayor altura, y consecuentemente ocasionó su destrucción con la riada, que afectó igualmente a los actuales edificios, que han sufrido en diferentes ocasiones las envestidas de las crecidas del río Llobregat.

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