A pesar de la existencia de los medios informáticos, todavía perdura la costumbre de depositar las cartas dirigidas a los Reyes Magos de Oriente, en los buzones de Correos situados en la vía pública.
Una niña, de la mano de su madre, paseando por las Ramblas de Barcelona con la preciosa muñeca que le han traído los Reyes Magos.
Niños acogidos en una institución religiosa, recibiendo sus juguetes en el Parc de la Ciutadella, de Barcelona, en la festividad de los Reyes del año 1915.
Los Reyes Magos visitando a los niños asistidos en el Asilo - Hospital de Sant Joan de Déu, de Barcelona, para hacerles entrega sus juguetes. Años 50 del pasado siglo XX.
Enternecedora carta de un niño, este año, a los Reyes Magos de Oriente, pidiendo que se acabe esta pandemia.
Otra carta, pidiendo a los Reyes Magos de Oriente que hayan terapeutas ocupacionales en los hospitales y en los centros de salud, para mejorar a las personas asistidas.
Y para terminar, una imagen que, a pesar de los muchísimos años transcurridos, no puedo evitar cada año, por estas fechas, recordar con nostalgia, este carrito y su caballo de cartón, que tanto y tanto me ilusionó en su día, y que tantas y tantas horas recorría por el patio de mi casa, y que una noche que tuve el descuido de no guardarlo protegido bajo techo, cayó una tormenta de agua que empapó al caballo de cartón, y a la mañana siguiente lo encontré reblandecido, convertido en un inservible montón de cartón mojado en el suelo.
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