Bayoneta de la Guerra Carlista, año 1874, procedente de mi bisabuelo, de Llagostera (Girona), y que venimos heredando en sucesivas generaciones.
Actualmente la guardo en mi poder.
En el año 1874, en plena Guerra Carlista, el municipio de Llagostera (Girona), colocó en la torre más alta del castillo, una especie de pequeño cañón que ya habían utilizado setenta años antes en la guerra contra los franceses.
Por aquel entonces, todo el pueblo estaba en pie de guerra. En todas partes reinaba un espíritu bélico.
Uno de los militares del bando carlista más destacados, era Savalls, que en su recorridos por tierras ampurdanesas recibía la adhesión de los pueblos donde se alojaba, que le pagaban el tributo que les imponía y, una vez cobrado, seguía su camino.
Sin embargo, el vecindario de Llagostera, no entendía esta pasividad, contrariamente opuesta a sus ideales, y con valentía y exaltación acordaron hacer un frente común contra Savalls, y recibirlo con armas de fuego. Fortificaron toda la parte exterior del municipio y levantaron paredes cubriendo la torre más alta con un tejado, y en la parte baja, de entrada al municipio, levantaron barricadas con sacos de arena y de piedras.
En las fábricas de tapones de corcho, no se hablaba de otros temas, y al finalizar la jornada laboral iban a examinar el estado de las obras. Todos los hombres estaban perfectamente armados, con escopetas, sables, bayonetas y cuchillos.
Y un día llegó la noticia de que Savalls, con 1800 hombres y ocho piezas de artillería se dirigían a Llagostera. A su llegada, Savalls y su estado mayor, fueron recibidos cordialmente por los señores Vidal, que los alojaron en su casa, y les informaron que el pueblo les quería impedir el paso, y que tenían el propósito de atacarlos.
Al escuchar estas noticias, Savalls se indignó y ordenó, de inmediato, el ataque al municipio a sangre y fuego. Las personas de Can Vidal se deshicieron en esfuerzos para disuadirlos, y a base de ruegos, consiguieron calmarlo. Entonces Savalls dispuso que un grupo de caballería se adentrara en el pueblo para conocer cual era la actitud de la población. El Ros y el Pep Cuera, hijos de Llagostera, salieron voluntarios, y al galope de sus caballos y blandiendo sus sables, entraron por el Vinyot hasta la Plaça d'Alt, pero no vieron a nadie.
Al percatarse de aquella situación, se dieron media vuelta temiendo una emboscada, y Savalls ordenó seguidamente la entrada de toda la fuerza de su ejército a la población, sin miramientos. Al Sonar de tambores y cornetas, con las banderas desplegadas al viento, la tropa carlina entró a Llagostera. Primero la caballería, después los mozos con bayoneta calada y finalmente las demás fuerzas con trabucos. La caballería emprendió el ataque a la villa, pero nadie apareció en ningún lugar. En el pueblo sólo habían mujeres y niños. Los defensores del pueblo habían desaparecido, al parecer conscientes de que la empresa, muy desigual, resultaba excesivamente arriesgada para ellos.
Los pueblos y familias siempre se han distinguido y luchado por su dignidad y valores. Es muy importante recordar las raíces familiares y culturales.
ResponderEliminarMenudo personaje era ese Francisco Savalls. Un General Carlista de los boinas rojas, Para mi el precursor del fanquismo.El poder siempre ha vencido la voluntad del pueblo mediante el horror, miedo y las armas. Nunca con
ResponderEliminarla argumentación o la defensa de los derechos del pueblo. No ha cambiado nada, siguen llamando héroes condecorados y laureados, a aquellos que en nombre de una monarquía, aplastaron el pueblo que se revelaba de su presion.