Estar recluso y tener una enfermedad mental, no solamente supone un doble estigma para quienes la padecen, sino que además, las condiciones de encierro que conlleva estar en prisión, agravan o desencadenan las patologías y aumentan considerablemente la vulneralidad de quienen la sufren.
Esquizofrenia, patología dual, brotes psicóticos, trastorno bipolar o trastorno límite de la personalidad, son los principales cuadros de patología mental que padece la población reclusa de las cárceles españolas, en un número nada desdeñable.
Javier Vilalta, director de la asociaicón Ambil, dedicada a la intervención de personas privadas de libertad, dijo, en abril de 2019 "que uno de cada cuatro reclusos padece una enfermedad mental" , y en aquella misma fecha, en entrevista a EFEsalud, defendió que "las personas con enfermedad mental no deberían estar en prisión, porque de inicio, supone una vulneración de los derechos humanos" y añadió que " muchas de las personas encarceladas en realidad serían inimputables, es decir, que su enfermedad mental les exime de la pena del delito, pero la falta de recursos de salud mental en la sanidad pública tiene, como consecuencia, que terminen en prisión".
En su opinión el problema deriva de cuando en los años ochenta del siglo pasado, se cerraron todos los centros psiquiátricos y no se sustituyó la atención, y explicaba también que "suele suceder que muchos de los que entran en prisión, ni siquiera están diagnosticados, y las condiciones de encierro ponen entonces de manifiesto su enfermedad, y se produce maltrato institucional, porque cuando un recluso con patología mental, tiene una crisis de agresividad, se le mete en un régimen penitenciario sancionador, en vez de en uno sanitario".
Desde tiempo inmemorial el enfermo mental era considerado incompatible para vivir en sociedad.
ResponderEliminarPara ello se crearon los manicomios.
En las familias un desequilibrado menta, un "loco" era un estorbo y tenían que "desprenderse" de él ingresándolo en algún centro de salud mental, llamados popularmente manicomios.
Las migraciones de familias enteres desde pequeñas aldeas a las grandes urbes dio lugar que algunos de sus miembros con problemas mentales fueran ingresados en algún centro psiquiátrico.
En el pueblo eran conocidos como "Paco el loco" o "Pepe el tonto" y ayudaban al pastor a guardar su rebaño de cabras, pero una vez llegados a la gran ciudad se convertían en un estorbo.
Estando en el Sanatorio psiquiátrico de Sant Boi viví algunas de estas experiencias: "Me han traído aquí porque mis padres trabajan y además el piso es pequeño, pero yo quiero volver al pueblo"
Se trataba de un paciente joven con síndrome de Dawn.
No era el único caso.
Merece reseñar que en el Manicomio de Sant Boi había un pabellón destinado a pacientes que ingresaban en el centro por orden judicial porque tras cometer algún delito eran dados como enfermos mentales, el pabellón estaba provisto de barrotes en sus ventanas. De hecho era como una prisión.
Muy interesante Gabriel esta aportación, que ayuda a conocer mejor la situación de aquellos enfermos mentales que habían cometido algún delito.
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