El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, es costumbre en España, acudir a los cementerios para llevar flores a las tumbas de familiares y allegados fallecidos.
Sin embargo, de acuerdo con la doctrina de la Iglesia Católica, se deberían de visitar los cementerios al día siguiente, 2 de noviembre, que es cuando se celebra el Día de los Difuntos.
Al parecer todo se remonta al siglo IV, en ocasión de celebrarse la conmemoración de los mártires, y más adelante, entre los siglos VIII y IX, la tradición se extendió a buena parte de Europa, siendo en el siglo IX cuando el Papa Gregorio III eligió el día 1 de noviembre para venerar a todos los santos, y si bien es cierto que existen diversas teorías del por qué eligió esta fecha, la más aceptada es la que establece que fue porque coincidía con una fiesta de los pueblos germanos, y la Iglesia Católica tendía a eliminar las celebraciones paganas.
DESDE CUANDO LA COSTUMBRE DE LLEVAR FLORES.
El primer registro de que se dispone de una tumba a la que se llevaban flores, data de más de 13.000 años en Israel, y desde entonces, distintas civilizaciones han utilizado las flores para honrar a sus difuntos.
En el año 2003 esta fiesta fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
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