lunes, 24 de enero de 2011

RECORDANDO AL AMIGO JOAQUIM COCA ROS, FALLECIDO EN EL AÑO 2008

De izquierda a derecha, mi hermana María Alba; D. Joaquím Coca Ros; el que suscribe estas líneas y mi esposa Magdalena, en una cena de homenaje al alcalde de Sant Boi de Llobregat, José Milá Gelabert, en la Sala de Baile del Ateneu Santboià, de Sant Boi de Llobregat. (Finales años 60). Foto: Segura.
De manera casual, acabo de enterarme del fallecimiento de un buen amigo, al que hacía algún tiempo no había visto, a pesar de que desde su jubilación residía en el mismo municipio de Sant Boi de Llobregat. Me refiero a D. Joaquim Coca Ros, prestigioso periodista que ejerció la mayor parte de su vida profesional en "Diario de Barcelona" y que, tras su desaparición, se incorporó en "La Vanguardia", donde permaneció hasta su jubilación.
Joaquim Coca Ros tenía sus raíces en Sant Boi de Llobregat. Era de "Cal Patana". Por motivos profesionales fijó residencia en Barcelona. Alternaba su condición de funcionario del Ayuntamiento de Barcelona con su actividad periodística en "Diario de Barcelona".
Durante mis años de corresponsal en "Diario de Barcelona", el Sr. Coca Ros era el Jefe de la Sección Regional ("Toda Cataluña"), donde publicaba mis colaboraciones. Jamás puso el más mínimo reparo a los contenidos de las informaciones que le hacía llegar, que se publicaban íntegramente, a pesar de que en más de una ocasión, le llamaron la atención por parte de la Dirección, y que yo supe más tarde por terceras personas.
Cuando se jubiló, fijó residencia en su Sant Boi natal. Coincidíamos con cierta frecuencia por las calles el municipio, y recordábamos épocas pasadas. Se mantuvo siempre muy activo. Me había enseñado un huerto que tenía en su casa y donde cosechaba algunas verduras para consumo propio. Mantenía relación y contacto con sus antiguos compañeros de profesión, con quienes solía reunirse en Barcelona quincenalmente en torno a una buena mesa y compartir recuerdos pasados.Con cierta frecuencia acudía al cementerio municipal de Sant Boi de Llobregat para depositar unas cuidadas flores en el nicho donde descansaban los restos de su esposa, con la vivió muy felizmente. Era una persona abierta y muy participativa. Un buen amigo de sus amigos. Descanse en paz el buen amigo Joaquim Coca Ros.

martes, 11 de enero de 2011

TRES MUERTOS EN EL AGUACERO DE SANT RAMON DEL AÑO 1926 EN SANT BOI DE LLOBREGAT

El martes, 31 de agosto de 1926, festividad de San Ramón Nonato, amaneció con unas fuertes lluvias que se intensificaron en la medida que transcurría el día, causando desolación y desgracias en varios puntos de Catalunya.
En Sant Boi de Llobregat ocurrió un desgraciado accidente que se cobró la vida de tres personas. Resulta que a consecuencia de la crecida del río Llobregat y de las rieras existentes en sus proximidades, toda la parte baja del río se encontraba anegada por las aguas. No cesaba de llover y, a causa del temporal, el pueblo quedó sumido en la más completa oscuridad, al producirse una avería generalizada en el suministro eléctrico.
A las diez y cuatro de la noche se escuchó una fuerte detonación que causó alarma en el vecindario, ya de por sí muy angustiado por las lluvias torrenciales que habían afectado al municipio durante todo el día, y que continuaban con la misma intensidad.
Fueron muchos los vecinos que, desafiando la violencia del incesante temporal, se aventuraron en salir a la calle para averiguar la procedencia de aquella estruendosa explosión, percatándose que las casas señaladas con los números 30, 32 y 34 de la calle Nueva de Madoz -- actualmente carrer Nou -- se encontraban medio derruídas y en estado ruinoso. Fuertes y desgarradores gritos de dolor orientaron a las primeras personas que acudieron al lugar hasta el punto de procedencia requiriendo ayuda, puesto que, como hemos explicado anteriormente, la oscuridad era total. Sin embargo, a pesar de estas serias dificultades, lograron sacar de entre los escombros, a Jaume Valls, que había salvado la vida por haberse arrojado desde la parte alta del inmueble al desmoronarse la pared maestra, con la fortuna de quedar bajo una viga que, al formar puente sobre él, le había evitado ser alcanzado por los cascotes, apreciándosele solamente ligeras quemaduras.
El cabo del somatén, Isidre Mirabent, el guardia municipal Angel Ventura y el alguacil del Juzgado, señor Vidal Priu, que figuraban entre los vecinos que se personaron en los primeros momentos de ocurrir la tremenda explosión, se adentraron en las casas derrumbadas iluminándose con pilas eléctricas, encontrándose con el cuerpo sin vida de Montserrat Badía Pagés, de 35 años de edad, esposa de Jaume Valls, así como los cadáveres de Vicente Vendrell Faura, dependiente del establecimiento siniestrado y de la sirvienta Antonia Rego Vives, de 60 años de edad.
Al parecer, y por las diligencias practicadas en el lugar del suceso, la explosión se originó porque, en las casas que quedaron destruídas, había penetrado el agua hasta cierto nivel, y los vecinos de la casa número 30, alarmados por esta circunstancia, decidieron abandonarla. Sus vecinos del número 34 se instalaron en la parte alta de la casa. Jaume Valls, su esposa, el dependiente y la criada pensaron que tampoco había peligro para ellos y se instalaron también en el piso superior, momento en que la criada decidió acostarse. Sin embargo sacaron de la casa a Dolores Bonet, hija del primer marido de Montserrat, y Antonia Grañó Martí, nieta de la sirvienta. No paraba de llover, y poco antes de las diez de la noche, el agua llegó a alcanzar el metro de altura en el interior de la casa, que fue cuando el matrimonio Valls, muy alarmado, empezaron a pedir auxilio con fuertes gritos. Acudieron unos vecinos en su auxilio, y al penetrar en la casa, encendieron una vela para alumbrarse, y al existir en la tienda, unos bidones de carburo, se inflamaron, produciéndose seguidamente la fuerte explosión que causó aquella tragedia, conocida durante muchos años por "l'aiguat de Sant Ramon " (el aguacero de San Ramón) del año 1926.