miércoles, 31 de octubre de 2012

DE CUANDO EL ALCALDE DE SANT BOI DE LLOBREGAT ME DIJO QUE PODRÍA ROMPERME LA CARA ( 7 DE JULIO DE 1970)

José Figueras Torras, Alcalde de Sant Boi de Llobregat, (1969 - 1973), en su despacho. (Foto: Segura) 


En mi etapa de corresponsal de prensa  en Sant Boi de Llobregat y otros municipios de la comarca del Baix Llobregat, para los rotativos barceloneses "Tele/eXpres" y "Diario de Barcelona", poco antes de incorporarme laboralmente a este último diario, tuve algunos episodios ciertamente desagradables a raíz de mis colaboraciones  en aquellos periódicos, especialmente con los alcaldes del municipio de mi residencia, Sant Boi de Llobregat.

Con  anterioridad ya me referí a dos de ellos. "Tomates y patatas para dos conjuntos musicales en San Baudilio" (http://vencamp.blogspot.com.es/2010/09/tomates-y-patatas-para-dos-conjuntos.html), en que el Jefe de Protocolo del Ayuntamiento me hizo saber que el alcalde José Milá Gelabert estaba muy enfadado conmigo y en consecuencia que "no pisara el Ayuntamiento al menos durante los próximos tres meses", y posteriormente a raíz del artículo "Cuando la palabra "roja" todavía escandalizaba en Sant Boi de Llobregat" (http://vencamp.blogspot.com.es/2010/11/cuando-la-palabra-roja-todavia.html), en que por el mismo conducto se me advirtió que "cuando terminara el Servicio Militar", que faltaba poco,estuviera algún tiempo sin pasarme por el Ayuntamiento. Que el alcalde (José Milá Gelabert) estaba muy enfadado conmigo y mejor que no me viera durante una temporada"

REQUERIDO PARA QUE ME PERSONARA DE INMEDIATO EN EL DESPACHO DE ALCALDIA.

En aquella época alternaba mi ocupación laboral, como contable en una empresa industrial de Sant Boi de Llobregat con la corresponsalía de prensa. Y un buen día, concretamente el martes, 7 de julio de 1970, a media mañana, dos agentes de la Policía Municipal motorizados, el cabo Francisco Navarro y el agente Francisco Suárez, se personaron en la empresa en la que trabajaba transmitiéndome la orden de  que fuera   al despacho de alcaldía, que el alcalde Sr. Figueras quería verme de inmediato. Les dije que ya iría por la tarde, cuando terminara mi jornada laboral, pero insistieron que tenía que ser en aquel momento. Como quiera que les contesté que no podía abandonar mi puesto de trabajo, se dirigieron al propietario de la empresa, que me autorizó la salida.

Al entrar en el despacho , el alcalde José Figueras Torras estaba de pie, con cara de pocos amigos,  recorriendo con paso acelerado la dependencia de un extremo a otro, y muy enojado conmigo por un artículo que había publicado aquel mismo día en "Diario de Barcelona", y así me lo hizo saber. Me dijo que estaba harto de que estuviera siendo siempre muy crítico  en   mis colaboraciones de prensa, y que desconocía lo que pudiera tener en contra de su persona. Le contesté que nada tenía en su contra, y que sencillamente me limitaba a comentar aquellas situaciones que adolecían en el municipio. Entonces me espetó:

-- ¿Sabes que podría romperte la cara ahora mismo? -- me dijo elevando su tono de voz.
-- Si lo hace saldrá nuevamente en los periódicos -- le respondí, sin inmutarme en lo más mínimo.
-- ¡No te burles de mi, no te burles de mi ! -- me advirtió.
-- No me burlo de Vd., sencillamente le digo lo que ocurriría -- le aclaré.
Entonces, más enojado todavía de lo que estaba cuando llegué, me echó de su despacho.

Y tranquilamente fui de nuevo a reincorporarme a mi puesto de trabajo.

En lo sucesivo, seguí en la misma línea de siempre, muy crítico,  hasta que un día, en el transcurso de un acto institucional al que fui invitado, como si nada hubiera acontecido, volvimos a reanudar nuestra amistad.   Y la hemos seguido manteniendo siempre desde entonces, al igual que en su día sucediera con su antecesor en el cargo, José Milá Gelabert.(e.p.d).

Son episodios de aquellos tiempos que ahora, con el paso de los años, los recuerdo con cierta nostalgia y sin resentimientos, porque no dejaban de ser consecuencia de  situaciones puntuales y que, en el fondo, no escondían oscuros intereses ni negativismos de ninguna clase.



miércoles, 17 de octubre de 2012

EXCEPCIONAL CURACIÓN EN EL HOSPITAL SANT LLÀTZER, DE TERRASSA (BARCELONA) ( JULIO DE 1944)

La iglesia de Sant Francesc i l'Hospital de Sant Llàtzer, de Terrassa, en una postal antigua.

En los últimos días del mes de julio de 1944, el matutino barcelonés "La Vanguardia", publicaba una extensa y sorprendente  noticia que, por considerarla de interés a pesar de los años transcurridos,  he considerado conveniente reproducirla literalmente.

"EXCEPCIONAL CURACIÓN EN EL HOSPITAL DE SAN LÁZARO, DE TARRASA.

A principios del pasado mes de marzo se registró en el Hospital- Casa de Caridad de San Lázaro de Tarrasa, una excepcional curación que puede calificarse de milagrosa dadas las condiciones en que tuvo lugar, y que se ha esperado a hacer público para que los médicos pudieran seguir el curso de la enfermedad y comprobar la curación completa de las lesiones.

El caso en cuestión ha sido el siguiente: En el Pabellón  Antituberculoso del citado Hospital se hallaba en tratamiento  un joven de 25 años llamado Antonio Bertrán Salvador, afecto de pleuresia purulenta de carácter tuberculoso, con frecuentes hemoptisis, acusando los dictámenes facultativos la suma gravedad de la dolencia, que excluía toda esperanza de curación, a pesar de los esfuerzos que para ello se realizaban.

El día 3 de marzo del corriente año, primer viernes de mes,  recibió el enfermo la Sagrada Comunión, como tenía por costumbre, sufriendo tres horas después un colapso que duró hora y media, tras el cual, el paciente reaccionó de un modo insospechado, manifestando una gran mejoría y hablando con evidente ánimo. La religiosa enfermera, sin dar excesiva importancia al cambio efectuado, procedió a limpiar el tubo de drenaje pleural, quedándose admirada al darse cuenta de que dicho tubo se había desplazado totalmente y la fístula se hallaba completamente cicatrizada.

Inmediatamente se procedió a avisar al médico jefe de la sala, quien con sorpresa no menor se dió cuenta de que, efectivamente, la herida parecía completamente curada. A fin de comprobar si se trataba simplemente de una cicatrización superficial, se reconoció al enfermo por radioescopia, comprobando que la cicatrización era perfecta y que corresponía a una perfecta normalización de la pleura afectada y de ambos campos pulmonares, culminando así tan singular fenómeno con la curación más completa.

A partir de este momento el paciente experimentó una notable mejoría traducida en un extraordinario aumento de apetito, que le hizo aumentar seis kilogramos de peso en menos de dos meses.

Aunque en la Medicina se dan pocas veces curaciones de este tipo, es ciertamente digna de mención la referida, no tan sólo por la extrañeza que dentro exclusivamente del campo científico supone la resolución  de una pleuresia tuberculosa purulenta de forma tan inesperada, sino también  por las circunstancias que acompañaron el caso, aunque su carácter transcendente es de exclusiva competencia de las autoridades eclesiásticas" (1)

(1) "La Vanguardia"  28 de julio de 1944. Página 10.

martes, 9 de octubre de 2012

LA DRAMÁTICA SITUACIÓN DE UNA FAMILIA BARCELONESA ( AÑO 1922)

Distintivo de la Junta de Protección a la Infancia, de Barcelona.


Cuando los contratiempos y las desgracias afectan de golpe y  repentinamente  en algunas familias, se suele recordar aquella antigua frase  " Parece que esté llovieno sobre mojado". Y es que ciertamente, en ocasiones, el infortunio y las adversidades  parecen cebarse en algunas personas o familias hasta el punto de suponerles unas pesadas cargas que por muy anchas que tengan las espaldas -- como vulgarmente suele decirse -- humanamente no es posible asumirlas y menos soportarlas. 

Se suele recomendar también que, al presentarse estas situaciones, deben ser aceptadas de la mejor manera que resulte  posible. Obviamente su aceptación no significa, ni mucho menos,  la desaparición  del problema, pero sí que ayuda, y en gran manera,  a poderlo afrontar de una manera muy distinta y llevadera.

Sin embargo, hay situaciones que, de no poder contar con la ayuda de las instituciones o de las administraciones públicas, dificilmente podrían afrontarse, como fue el caso de una familia barcelonesa, que hace noventa años el periódico "La Vanguardia"  refería su situación  de esta manera:

 " La Junta de Protección a la Infancia, se ha hecho cargo de tres niños hermanitos, cuyo padre, por tener perturbadas las facultades mentales, tuvo que ingresar en el Manicomio de San Baudilio de Llobregat. La madre, con su sueldo, no podía atender a sus pequeños; los tres, desde su nacimiento, son anormales, y andan y hablan con gran dificultad." (1)

(1) "La Vanguardia"  Domingo, 29 de octubre de 1922. Pág. 18