domingo, 25 de mayo de 2014

EL GINKGO DE LA PLAÇA DE CAN DACHS, DE LA GARRIGA



El Ginkgo biloba, de la plaça de Can Dachs, de La Garriga. Entre noviembre y diciembre sus verdes hojas adquieren un color amarillento y se desprenden, para volver a brotar en primavera. Estas hojas se emplean en medicina natural por sus múltiples propiedades.

En la vía pública de la Garriga existen varios ejemplares del Ginkgo biloba, si bien los existentes en  la Plaça de Can Dachs y en  la Plaça del Silenci, son los más voluminosos del municipio. 

Este ábol es originario de la China y del Japón. Se trata de la última especie de una familia que convivió con los dinosaurios en  la era mesozoica o era secundaria, todo un ejemplo de fósil viviente.  Está considerado un árbol sagrado que se ha conservado en monasterios budistas, donde existen ejemplares milenarios.

Durante años, se le consideró extinguido, pero luego se supo que crecía como mínimo en dos pequeñas zonas de Zhejiang, en la provincia del este de China, en la reserva de Tian Mu Shan.

Es un gimnosperma que suele tener  entre 30 y 40 metros  de altura, llegando en algunos casos a alcanzar hasta los 50 metros. Es muy raro que puedan sufrir enfermedades y difícilmente resultan atacados por los insectos.

Su tenacidad de resistencia la encontramos en Hiroshima, donde todavía existen cuatro ajemplares de Ginkgo a una distancia aproximada de kilómetro y medio del lugar donde cayó la bomba atómica en 1945, figurando entre los pocos supervivientes del área de explosión. Mientras que otros árboles y animales resultaron destruídos en aquella área, los ginkgos, a pesar de resultar quemados, sobrevivieron, y hoy en día siguen creciendo,  sanos y majestuosos.

En la estación otoñal, sus verdes hojas adquieren un color amarillento y se desprenden dejando desnudo su ramaje, hasta que con la llegada de la  primavera vuelven a brotar las nuevas hojas.

 Las propiedades de este árbol   eran ya  conocidas hace más de 3.000 años por los budistas,   atendido que  los dos tipos de sustancias que contienen sus hojas -- flavonoides y terpenos --  suelen mejorar la circulación de la sangre  al tiempo que aumentan también el rendimiento de la mente, consiguiendo una mejor concentración y atención de la memoria, especialmente en personas de edad avanzada, entre otras muchas propiedades para el organismo humano en general.

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