lunes, 19 de junio de 2017

UNA EXHIBICIÓN ACROBÁTICA AÉREA QUE ACABÓ EN TRAGEDIA, CON EL PILOTO Y SU AVIÓN HUNDIDOS EN PICADO EN UNA CIÉNAGA, EN EL PRAT DE LLOBREGAT ( 7 DE DICIEMBRE DE 1940)

 El malogrado teniente del Ejército del Aire,  Eduardo Laucirica Charlén.

 El avión Messerschmit BF - 109





Algunos de los restos del avión Messerschmit BF - 109, recuperados 62 años después del accidente, extraídos después del último cribado de tierra  del lugar del accidente.



En la mañana del día 7 de diciembre de 1940, el teniente del Ejército del Aire, Eduardo Laucirica Charlén, realizaba, junto con sus compañeros de la escuadrilla Lara Laran, unos ejercicios acrobáticos en el aeropuerto del Prat de Llobregat (Barcelona), con asistencia de autoridades públicas y militares, aficionados y multitud de curiosos. También estaba presente la novia del joven piloto.

En el transcurso de su actuación Eduardo Laucirica, a bordo de la aeronave Messerschmit BF - 109, cuando llevaba unos diez minutos en el aire, en un momento dado giró sobre el ala y después cayó en picado desde unos 800 ó 1000 metros de altura, hundiéndose en el fango de la ciénaga.

El impacto fue brutal, en la caída sobre la zona pantanosa del delta del río Llobregat, a unos 2000 metros  del aeródromo, provocó un surtidor de barro y agua que alcanzó entre los 10 y 12 metros de altura. En un primer momento, la parte trasera del avión quedó al descubierto, pero poco a poco fue hundiéndose hasta desaparecer en su totalidad en la profundidad,  sin dejar el menor rastro ni  del piloto y ni  de la aeronave.

PRIMEROS INTENTOS DEL RESCATE.

El sargento Francisco Martinez explicó que les llamaron diciéndoles que había caído un avión. Al principio no sabía quien era. Vinieron bomberos del Prat y de Barcelona y se intentó sacar el aparato con palas, pero no fue posible. Aquella zona era impracticable y no había manera de encontrarlo. 

Inmediatemente después de producirse el trágico suceso, fueron avisadas las autoridades del Ejécito del Aire, que se personaron de inmediato en el lugar en un vano intento de recuperar el aparato y el cuerpo del piloto accidentado. Y así, durante siete interminables días, los servicios de emergencia trabajaron sin descanso en busca de los restos sumergidos, pero los medios de que disponían  no eran los apropiados y las condiciones  de trabajo resultaban insoportables. Finalmente, después de muchas penalidades, abandonaron la búsqueda  y se dió por enterrado al piloto Eduardo Laucirica y el avión Messerschmit BF-109, que habían desaparecido sumergidos bajo  aquellos lodos sin dejar el menor rastro.

Vista la imposibilidad del rescate, la familia del joven piloto decidió comprar una parcela de terreno en el lugar del accidente, y años después levantó en ella un sencillo monolito  de piedra blanca con una cruz latina encastrada.

RECUPERACIÓN DE PARTE DE LOS RESTOS DEL APARATO Y DEL PILOTO, 62 AÑOS DESPUÉS.

Después del último cribado de la tierra extraída del lugar del accidente, se recuperaron unos pocos restos del piloto Eduardo Laucirica, según explicaba su sobrino, que guardaba algunos nuevos restos, entre ellos el maxilar, en su domcilio, antes de depositarlos en la funeraria, junto con los demás hallados. Se calcula que se hallaron entre un cinco y un diez por ciento de la osamenta del cadáver del  piloto, entre ellos costillas, femur, y se considera que el resto se desintegró en el impacto. El avión resultó también totalmente destrozado, considerándose que se pudieron recuperar un 30 por ciento de sus restos, entre ellos una de las dos ametralladoras MG17, de calibre 7,92 milímetros, unas quinientas balas de la munición de esas armas, el buje de la hélice, parte del motor con los 12 cilindros y algunos fragmentos del tren de aterrizaje, mientras que una buena parte del material sacado a la luz con el empleo de máquinas excavadoras, son amasijos de metal inidentificables. (1)

Los fragmentos del avión se traladaron en el acuartelamiento aéreo de El Prat, donde también fue llevado el monolito en recuerdo del aviador emplazado por su padre en el lugar de la caída del Messerschmitt, y más tarde al Llegat de la Memòria Històrica de La Sinia, motivado por el hecho de que este caza alemán había operado en el aeródromo de aquel lugar.

ENTIERRO CON TODOS LOS HONORES MILITARES, 62 AÑOS DESPUÉS.

El teniente del Ejército del Aire, Eduardo Laucirica Charlén, fue objeto de un funeral en el cementerio de Montjuic, de Barcelona, con honores militares, y sus restos recibieron sepultura en uno de los nichos que el Ejército del Aire posee en este recinto funerario.

Según explicó en su día su sobrino Oscar, el entierro de los restos del piloto coincidió prácticamente, con la declaración oficial de la muerte del aviador, que hasta el momento del hallazo de los restos, en noviembre de 2002, estaba considerado como desaparecido.

(1) El País. Martes, 26 de noviembre de 2002 

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