La iglesia de Sant Francesc i l'Hospital de Sant Llàtzer, de Terrassa, en una postal antigua.
En los últimos días del mes de julio de 1944, el matutino barcelonés "La Vanguardia", publicaba una extensa y sorprendente noticia que, por considerarla de interés a pesar de los años transcurridos, he considerado conveniente reproducirla literalmente.
"EXCEPCIONAL CURACIÓN EN EL HOSPITAL DE SAN LÁZARO, DE TARRASA.
A principios del pasado mes de marzo se registró en el Hospital- Casa de Caridad de San Lázaro de Tarrasa, una excepcional curación que puede calificarse de milagrosa dadas las condiciones en que tuvo lugar, y que se ha esperado a hacer público para que los médicos pudieran seguir el curso de la enfermedad y comprobar la curación completa de las lesiones.
El caso en cuestión ha sido el siguiente: En el Pabellón Antituberculoso del citado Hospital se hallaba en tratamiento un joven de 25 años llamado Antonio Bertrán Salvador, afecto de pleuresia purulenta de carácter tuberculoso, con frecuentes hemoptisis, acusando los dictámenes facultativos la suma gravedad de la dolencia, que excluía toda esperanza de curación, a pesar de los esfuerzos que para ello se realizaban.
El día 3 de marzo del corriente año, primer viernes de mes, recibió el enfermo la Sagrada Comunión, como tenía por costumbre, sufriendo tres horas después un colapso que duró hora y media, tras el cual, el paciente reaccionó de un modo insospechado, manifestando una gran mejoría y hablando con evidente ánimo. La religiosa enfermera, sin dar excesiva importancia al cambio efectuado, procedió a limpiar el tubo de drenaje pleural, quedándose admirada al darse cuenta de que dicho tubo se había desplazado totalmente y la fístula se hallaba completamente cicatrizada.
Inmediatamente se procedió a avisar al médico jefe de la sala, quien con sorpresa no menor se dió cuenta de que, efectivamente, la herida parecía completamente curada. A fin de comprobar si se trataba simplemente de una cicatrización superficial, se reconoció al enfermo por radioescopia, comprobando que la cicatrización era perfecta y que corresponía a una perfecta normalización de la pleura afectada y de ambos campos pulmonares, culminando así tan singular fenómeno con la curación más completa.
A partir de este momento el paciente experimentó una notable mejoría traducida en un extraordinario aumento de apetito, que le hizo aumentar seis kilogramos de peso en menos de dos meses.
Aunque en la Medicina se dan pocas veces curaciones de este tipo, es ciertamente digna de mención la referida, no tan sólo por la extrañeza que dentro exclusivamente del campo científico supone la resolución de una pleuresia tuberculosa purulenta de forma tan inesperada, sino también por las circunstancias que acompañaron el caso, aunque su carácter transcendente es de exclusiva competencia de las autoridades eclesiásticas" (1)
(1) "La Vanguardia" 28 de julio de 1944. Página 10.
Casos como este, aunque no sucedan con asiduidad, validan aquella famosa frase que acostumbra a decirse en situaciones delicadas: "MIENTRAS HAY VIDA, HAY ESPERANZA".
ResponderEliminarY es que la ESPERANZA, es lo último que debe de perderse.