Una familia amiga residente en Terrassa (Barcelona) recogieron, alrededor de las 21:00 horas de ayer, domingo, en la Avinguda de Barcelona de aquella ciudad, a un perro vagabundo tamaño grande, que corría evidente riesgo de ser atropellado en aquella concurrida vía urbana o de causar un serio accidente de circulación. Trasladado a su domicilio, le ofrecieron alimentación y bebida,que consumió en cantidad, especialmente agua, y seguidamente contactaron telefónicamente con la Policía Municipal, para explicarles la situación y ser informados donde podían hacer entrega del referido can.
A pesar de ser atendidos telefónicamente con toda corrección, únicamente les fueron facilitados unos números de teléfono, advirtiéndoles que siendo día festivo posiblemente no podrían establecer contacto, como efectivamente así ocurrió, y que la Policía Municipal no disponía de ningún espacio para poder acoger el perro. Otra alternativa que se les ocurrió, fue contactar con los Mossos d'Esquadra, pero estos les informaron que el servicio que solicitaban era exclusivamente competencia de la Policía Municipal.
Vista la situación, a aquella familia no les quedó otra alternativa que pernoctar con aquel perro, con el problema añadido de que, en el piso que habitan, ya conviven con una perra, también de tamaño grande, y que, por motivos obvios, aquellos animales no podían compartir un mismo espacio. A todo, por si no fuera suficiente, se le vino a añadir que, en una superficial inspección ocular, se detectó en aquel perro la existencia de "bichitos" (posiblemente pulgas), por lo que pasó toda la noche en una habitación, donde afortunadamente no causó ruídos ni ladridos que pudieran molestar al vecindario.
Esta mañana -- hoy lunes -- la familia de acogida llamó a primera hora al Ayuntamiento, que les ha facilitado el número de teléfono de una protectora de animales de la ciudad. Aquella entidad les indicó el emplazamiento de sus instalaciones, agradeciédoles la buena acción que habían realizado, recogiendo el perro de la vía pública. Una vez entregado, se comprobó que el animal llevaba "xip", por lo que presumiblemente podrá ser recogido por su propietario.
Aunque el episodio haya tenido un final feliz, no por ello resulta inaudito e incomprensible que una ciudad como Terrassa, que junto con Sabadell comparte la capitalidad de la comarca del Vallés Occidental, que tiene una población de 213.697 habitantes,(censo del año 2011) que la convierten en la cuarta ciudad de Catalunya y la vigesimoquinta de España en población, no disponga, en alguna de sus instalaciones municipales, de un pequeño espacio para poder acoger, en casos puntuales y en días festivos o en horas nocturnas, a perros vagabundos que puedan ser recogidos de la vía pública. No es de recibo que unos ciudadanos, sensibles ante estas situaciones, conscientes del sufrimiento de aquel animal y de los peligros que estaba suponiendo para la circulación rodada, se arriesguen a capturarlo y, llegados a su domicilio, después de ofrecerle alimentos y bebida, reciban como contestación de la Policía Municipal, que no se dispone de lugar para acogerlo y que deberán esperar hasta el día siguiente para llevarlo a la protectora de animales. Consecuencias: no consiguieron conciliar el sueño en toda la noche, pendientes del perro; trasladarlo en vehículo propio al establecimiento de la protectora; deshacerse de las toallas con que fueron protegidos los asientos del vehículo, por la existencia de "bichitos" en el animal; vaciar toda la habitación donde había pernoctado el perro, lavando las piezas textiles y fumigando aquel espacio, así como efectuar una limpieza a fondo de la vivienda, aireándola para eliminar el tufillo desprendido por el pobre can, propio de deambular errante por las calles de la ciudad desde Dios sabe cuántos días.
... y menos mal que esto no ha ocurrido en Semana Santa o en fiestas de Navidad, apostilla aquella familia.
Este es un acto de personas responsables y con sentimientos, pero por desgracia los estamentos están a la altura que los políticos los han colocado. Los problemas de la sociedad mal administrada debe ser resuelto siempre por el pueblo. Mi consejo en casos como este es pasar la patata caliente a quien corresponde, una llamada a la policía dando parte de un problema evidente en la vía publica que puede provocar un accidente, solicitando los datos de la persona que recepciona nuestra llamada o aviso, si fuera posible grabar la llamada. Solo forzando a las instituciones conseguiremos que se muevan, mientras recojamos sus pelotas fuera, seguirán con su pasividad recompensada por el esfuerzo de otros. Que conste que posiblemente yo también hubiera acogido a dicho can ante la incompetencia del sistema.
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